Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

30 junio, 2011

Los hospitales del Monasterio de Guadalupe

En el siglo XVI los hospitales del Monasterio de Guadalupe fueron lugares de formación anatómica de primera magnitud. Así, en ellos se realizaron disecciones de manera que la escuela de cirugía llegó a ser una de las primeras instituciones donde se impartió enseñanza clínica. En estos hospitales extremeños se formaron o ampliaron conocimientos personalidades como Francisco Arceo, considerado como una de las glorias de la medicina española del siglo XVI.
Hasta el año 1510, había principalmente monjes jerónimos especiales que se denominaban “legos de corona” que no podían recibir órdenes, ni mayores ni menores. Esta condición les fue impuesta por los papas para ejercer la medicina y la cirugía. Trabajaban también profesionales seglares, algunos de reconocido prestigio como Nicolás de Soto y Juan de Guadalupe, médicos ambos de la cámara regia.
Ssólo había dedicación asistencial en los Hospitales de San Juan, en el de las mujeres y en el de la Pasión, además de las enfermerías de monjes y la de nobles.
Aneja a los hospitales había una botica de la que se abastecían los médicos; un jardín botánico mandado construir al iniciarse el siglo XVI por el entonces prior del monasterio, Diego de Villalón, con el objeto de cultivar muchas de las especies vegetales que habían de utilizarse en la botica. También existía una excelente biblioteca con textos de Galeno, Avicena, Averroes, Guy de Chaulliac, etc, un material quirúrgico con “giringas” para administrar enemas; “martillos”, “tenazas de abucasis”, etc. para extraer flechas, “ventosas” para sangrías, “limas y limitas pa aserrar dientes con cabos de marfil y negros”, “serrecitas pa aserrar uesos”, trépanos, “agujas pa coser llagas”, conjuntos instrumentales para intervenciones fetotómicas y de legrado uterino, etc.
En el hospital de la Pasión o “de las bubas” los enfermos del “mal gálico” (sífilis) se tratan principalmente con el mercurio procedente de Almadén. El caso es que la terapéutica que se aplica en este centro da buenos resultados en el tratamiento de esa enfermedad venérea, lo que prestigió a Guadalupe.
En la segunda mitad del siglo XVII Diego Antonio de Robledo llegó a ser médico principal del Monasterio, regente de la cátedra de Cirugía y autor de un Compendio quirúrgico, útil y provechoso a sus profesores (1686); años después, avanzada la decimooctava centuria el que fuera médico de cámara regio, Francisco Sanz de Dios Guadalupe, lo fue de estos hospitales y publicó Medicina práctica de Guadalupe (1873).

14 junio, 2011

La Universidad española del siglo XVI (y II)

La Universidad española del Renacimiento no admite comparación con la actual: en los centros universitarios se ingresa muy pronto, con doce o trece años y como la mayor parte de los estudiantes desconoce las lenguas clásicas lo primero que tienen que hacer es aprender la fundamental del lenguaje académico, el latín.
Unos dos años después, el estudiante ingresa en la Facultad menor de Artes o Filosofía donde aprende Escolástica, Física y Metafísica aristotélicas, algún rudimento científico, etc. Después, cumplidos los dieciséis años, el alumno pasaba a una de las cuatro facultades mayores: Teología, Derecho canónico, Jurisprudencia y Medicina, siendo las dos primeras las más importantes. Los conocimientos científicos se adquirían en la Facultad de Artes (Matemáticas, Filosofía natural y Cosmografía) y en la de Medicina.
La enseñanza se realizaba con la lectura (lectio) de un texto clásico que se acompañaba de explicaciones y pequeñas correcciones que se realizaban en latín. Pero otra forma de enseñar la constituían las disputas (disputatio) en las que mediante silogismos se discutían textos clásicos. Los grados universitarios servían para ejercer la profesión: Bachiller; para impartir la docencia: Licenciado; o tenían un caracter casi exclusivamente ornamental: Doctor.
En la centuria de la que estamos hablando, los hospitales eran centros de caridad más que de actividad científica. Sin embargo, en ellos “comenzaba a abrirse camino lentamente su futuro papel de escenario central de la asistencia, la enseñanza y las investigaciones médicas. Los primeros pasos en esta línea se dieron durante el siglo XVI en una serie muy reducida de hospitales” (López Piñero). En la España de la época destacan cuatro hospitales, el de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, el del Cardenal de la ciudad hispalense, el General de Valencia y los de Guadalupe; de los cuatro, el más sobresaliente es el conjunto extremeño.

07 junio, 2011

La Universidad española del siglo XVI (I)

La actividad científica del Renacimiento español se desarrolla principalmente en las universidades y es precisamente la enorme proliferación de centros de enseñanza superior la manifestación más evidente del vigor de la España renacentista. En efecto, durante el último cuarto del siglo XVI hay, sólo en las universidades castellanas, nada menos que 20.000 alumnos, detalle interesantísimo que nos da una idea del ambiente cultural español sobre todo si comparamos esta cifra con los 25.000 universitarios y de segunda enseñanza que había en España a mediados del siglo XIX.
La distribución cualitativa y cuantitativa de los centros universitarios en la España de la época es muy desigual; destacan en Castilla las universidades de Salamanca, Valladolid y Alcalá. La Universidad salmantina se enriqueció en tiempos de Carlos V con el “Colegio Trilingüe”, como poco después lo hizo la de Alcalá. En él se enseñaba el latín, la lengua académica por excelencia, el griego, fundamental en la medicina, ya que la mayor parte de los tratados de Hipócrates y de Galeno estaban redactados en esa lengua y el hebreo, imprescindible en las importantísimas facultades de Teología para poder traducir los libros santos. Del Trilingüe de Alcalá hay que indicar que fue el lugar de irradiación del nuevo aristotelismo, esto es, del Aristóteles procedente de los estudios de las nuevas traducciones de las obras del filósofo, en las que participaron de manera minente intelectuales de la talla de Pedro Simón Abril (1530-1589) y del médico segoviano Andrés Laguna (ca. 1510-1559).
La Universidad aumenta el prestigio adquirido en los años medievales y alcanza su máximo esplendor en el Renacimiento, donde llega a contar, en 1584, con casi siete mil alumnos. Aunque los estudios más destacados en la Universidad de Salamanca son los de Teología y Derecho canónico, también se estudia Medicina. Es interesante hacer notar que, desde el punto de vista médico, la Universidad española más destacada es la de Valencia; gracias a la influencia de dos médicos formados en esa Universidad, Pedro Jimeno (ca. 1515-ca. 1555) y Luis Collado (ca. 1520-1589), es como la Anatomía que sigue las directrices de Vesalio se incorpora a las Universidades de Salamanca y Alcalá respectivamente.
Una derivación universitaria la formaban los “Colegios Mayores” que eran “casas con becas y estipendios para estudiantes pobres y bien dispuestos, que en ellas encontraban sustento seguro y salvaguardia moral, a la vez que podían asistir a los cursos de las facultades, recibían instrucción y se ejercitaban en diversas disciplinas, bajo la dirección de un profesor designado exprofeso”. La decadencia general que se observa en el siglo XVII afecta también a estos centros.
Por otro lado, en 1564, los jesuitas abrieron sus Colegios a la enseñanza general y acabaron siendo modelo de otros centros con la categoría de la renombrada Academia de los Nocturnos de Valencia.