Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

01 diciembre, 2012

Gregorio Marañón, psicólogo de la Historia (y II)

(...) Los mismos subtítulos de muchas de sus obras de historia indican claramente el aspecto psicológico de los personajes marañonianos: Amiel, que publica en 1932 y que subtitula Un estudio sobre la timidez, El Conde-Duque de Olivares. La pasión del mandar (1936); Tiberio. Historia de un resentimiento (1939); su espléndido estudio, poco leído y menos comprendido sobre la personalidad del Don Juan (1940); la considerada por muchos de sus críticos su obra maestra, Antonio Pérez (1947); el hermosísimo El Greco y Toledo (1956) y tantas y tantas obras en las que el agudo “ojo clínico” del médico pasó revista a muchos aspectos que no fueron advertidos por las miradas de los historiadores más clásicos.

La lectura de estos, y otros, libros suyos nos permite descifrar los rincones de la personalidad de grandes hombres que fueron escrutados por la atenta mirada de un genio. Así, en Tiberio explica, además de una teoría del resentimiento, aspectos de la timidez y la antipatía del emperador; en Luis Vives hace una relación entre la enfermedad que padeció este desterrado valenciano, la gota, y el humorismo: “El gotoso, sensual y a la vez lleno de topes dolorosos para su sensualidad, es, en efecto, casi siempre humorista”; y, finalmente, la maravillosa descripción psicológica de los personajes que integran esa monumental obra que es Antonio Pérez y en la que las tres personas más conspicuas de la historia, Felipe II, Antonio Pérez y Juan de Escobedo son calificadas de escrupulosa, el rey, clarividente y amoral, el ministro, y cargada de violencias y forrada de marrullerías, el secretario.
Y esta forma de acercarse al alma de sus biografiados se aprecia por doquier en su extensa bibliografía. También en sus discursos, como el pronunciado en la Universidad de Alcalá de Henares el 10 de diciembre de 1932 y que fue titulado “Medio siglo de psiquiatría”. En esta disertación estudia la personalidad de cinco psiquiatras españoles y a todos los define por un rasgo característico: “de todo lo que constituye en cada momento el índice biológico de un país, aparecerá siempre en la primera línea del escenario, bien la figura, enmarcada de barbas venerables, del doctor Esquerdo, o el gesto nervioso, a la vez apasionado y dulce, de Jaime Vera, o la sonrisa de indulgente ironía de Pérez Valdés, o la mirada centelleante, tras aquellos lentes que parecían tener tambén mirada propia, de Nicolás Achúcarro, o, finalmente, hasta ayer mismo, la noble frente, tenaz y entristecida, de Sanchís Banús”.
Y en los artículos médicos también se aprecia esta orientación de “psiquiatra frustrado”. Cuando estudia las delgadez, “Comentarios a la psicología de las delgadeces”, lo hace en su aspecto endocrino y psicológico: “en la delgadez, cualquiera que sea su causa, juegan siempre un papel importante los factores psíquicos” y “en la curación de la delgadez ninguna medida terapéutica —ni regímenes, ni medicamentos— tienen una importancia superior a la de precisar la psicopatogenia del caso y tratarla con la psicoterapia adecuada”. Algo semejante hace en un tratado sobre la obesidad: “Factores psicológicos de la obesidad, según un médico no psicoanalista” (en la Revista Ibérica Endocrinológica, 1956).
Gregorio Marañón no fue ajeno a la crítica bibliográfica. En su mayor parte son breves reseñas escritas después de la Guerra Civil y publicadas en revistas científicas (El Siglo Médico, Boletín del Instituto de Patología Médica, etc,), sobre libros de medicina —escritos en francés, inglés, alemán, portugués, español, etc.— de médicos europeos importantes.



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