Nicolás Bautista Monardes (ca.
1493-1588) fue un médico sevillano que estudió en la Universidad Complutense,
donde en 1533 obtuvo el título de Bachiller en Medicina. Muy pronto se interesó
por la botánica médica y hacia la mitad del siglo realizó actividades
mercantiles, de diversos productos, entre los que se contaban los medicinales.
Aunque previamente Monardes había sacado
a la luz diversos trabajos sobre los vegetales del Nuevo Mundo, no fue hasta
1574 cuando publicó una obra sobre las medicinas americanas: Historia medicinal de las cosas que traen de
nuestras Indias Occidentales que sirven en Medicina, de la que me he
ocupado en otra entrada
de este blog.
Hay unos párrafos en este libro en los
que Monardes da cuenta del origen americano de la sífilis:
"Las bubas
vinieron de las Indias, y las primeras de Santo Domingo. Son entre los indios
las bubas tan comunes y familiares como a nosotros las viruelas y casi todos
los más de los indios y las indias las tienen sin que de ello hagan mucho
escrúpulo, y vinieron de esta manera. En el año 1493 en la guerra que el Rey
Católico tuvo en Nápoles con el rey Carlos de Francia que decían de la cabeza
grande; en este tiempo don Cristóbal Colón vino del Descubrimiento que hizo de
Indias y trajo consigo de Santo Domingo mucha cantidad de indios e indias, los
cuales llevó consigo Nápoles donde estaba a la sazón el Rey Católico, el cual
tenía ya concluida la guerra, porque había paces entre los dos reyes y los
ejércitos se comunicaban unos con otros. Llegado allí Colón con sus indios e
indias de los cuales los más de ellos iban con la fruta de su tierra que eran
las bubas, comenzaron a conversar los españoles con las indias y los indios con
las españolas y de tal manera aficionaron los indios y las indias el ejército
de los españoles, italianos y alemanes, que de todo tenía el ejército del Rey
Católico, que muchos fueron inficionados del mal. Y después, como los ejércitos
se comunicaron, hubo lugar a que también se encendiese el fuego en el Real del
Rey de Francia, de lo que se siguió que en breve tiempo los unos y los otros
fueron inficionados de esta mala simiente y de allí se extendió por todo el
mundo.
Al principio tuvo diversos nombres; los españoles, pensando que se lo
habían pegado los franceses, lo llamaron mal francés; los franceses, pensando
que en Nápoles, lo llamaron mal napolitano. Los alemanes viendo que de la
conversación con los españoles se les había pegado, la llamaron sarna española
y otros lo llamaron sarampión de las
indias y con mucha verdad, pues de allí vino el mal”.
Hola Francisco. Perdone que me dirija a usted mediante un comentario en esta entrada del blog, pero es que no he encontrado ninguna otra forma de hacerlo. Quería hablar con usted sobre uno de sus libros. No sé si me puede proporcionar una dirección de e-mail, o si lo prefiere la mía es: hunkeko@hotmail.com. Gracias.
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