Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

18 enero, 2022

Los inicios de la microbiología en España


Desde 2020, año en el que empezó la epidemia que padecemos, gran parte de la población española (y de otros países) ha empezado a conocer, desde un punto de vista más científico, lo que es una pandemia, que hay bacterias y virus,  vacunas de ARNm, que se necesita la estadística... y se han hecho casi populares epidemiólogos, virólogos, médicos, bioquímicos, etc. y algunos majaderos que solo saben decir bobadas.
En 1887 el Ayuntamiento de Barcelona promovió una iniciativa muy importante y, además, pionera en España: creó el Laboratorio Microbiológico Municipal, el segundo en el mundo después del que en París dirigía Louis Pasteur (1822-1895). Su primer director fue el más importante de los bacteriólogos españoles durante mucho tiempo, Jaime Ferrán y Clúa (1851-1929), y en él había un servicio de vacunación antirrábica, semejante al de Pasteur, donde se elaboraban diferentes vacunas y se realizaban análisis microbiológicos del aire, agua y alimentos.
El más importante de los científicos nacidos en España, Ramón y Cajal, estuvo interesado por la microbiología y así en 1889 llegó a impartir la asignatura de Bacteriología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza e hizo alguna investigación sobre la vacuna contra el cólera, lo que supuso una agria disputa con Jaime Ferrán.
En el siglo XIX también se explicaban enseñanzas de microbiología en la asignatura de Higiene pública y privada en la Facultad de Medicina de Barcelona y en la de Policía Sanitaria en las escuelas de Veterinaria. En cualquier caso, hasta el 1898 no apareció el primer libro de texto español dedicado exclusivamente a esta especialidad, separada de la anatomía patológica: los Elementos de microbiología para uso de los estudiantes de Medicina y Veterinaria de Luis del Río.
Era Luis del Río y Lara (1855-1939) un médico nacido en Brihuega (Guadalajara), que  en su localidad de nacimiento ejerció la medicina y más tarde, en 1892, obtuvo por oposición la cátedra de Histología normal y Anatomía patológica de la Facultad de Medicina de Cádiz, de donde pasó a la de Zaragoza y desde 1923 ocupó, en Madrid,  la cátedra de Histología de la Facultad de Medicina, que había dejado vacante Ramón y Cajal. 
En el Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona trabajó Ramón Turró y Darder (1854-1926). Nacido en la población barcelonesa de Malgrat en octubre de 1871 marcha a Barcelona para estudiar Medicina, pero desde junio de 1874 se alista como voluntario en las milicias liberales que luchaban contra los carlistas, lo que interrumpió sus estudios. Reanudados estos, poco después los abandona y se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras en la que obtiene el título en 1877. 
Jaime Pi y Suñer (1851-1897), catedrático de Patología General de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, ofrece a Turró un lugar  en su laboratorio. Este trabajo lo alterna con el que realiza en el laboratorio de su propiedad, ubicado en el barrio barcelonés de El Raval, y con el que se gana la vida gracias a su conocimiento de las técnicas bacteriológicas.
Por otra parte, el Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona de Jaime Ferrán empieza a funcionar en 1887 con escasos medios económicos y humanos y Turró colabora en ese centro, aunque su estancia en él es muy breve por varias razones, entre las que se encuentran sus desavenencias con Ferrán y el hecho de que Turró careciera de titulación académica. Es por esto que en 1891 marcha a Santiago de Compostela y en dos convocatorias, junio y septiembre, obtiene el título de veterinario.
En 1897 empieza a trabajar como jefe del Laboratorio Bacteriológico de la Academia y Laboratorio de Ciencias Médicas de Cataluña. En este centro, en el que permaneció ocho años, realizó investigaciones inmunológicas.
Al reorganizarse el Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona en tres secciones, una de vacunación, otra química y otra microbiológica, esta última le fue encargada a Turró.


  Muchos de los
  trabajos de microbiología y fisiología que realizó en este laboratorio los hizo con el hijo del Jaime Pi y Suñer: Augusto Pi y Suñer, con el que publicó varias investigaciones sobre las bacteriolisinas naturales en diversas revistas científicas. 
En relación con la microbiología,  pero desde un aspecto más clínico e higiénico, destacó en los años de entre siglos el médico José Codina, pionero en España de los estudios médicos sobre la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.
José Codina Castellví (1867-1934), nacido en Reus (Tarragona), estudió Medicina y se doctoró con un trabajo sobre la fiebre tifoidea. Trabajó en Madrid en la Beneficencia Provincial, con destino en el Hospital General, donde ganó fama como especialista de enfermedades respiratorias, por lo que llegó a ser profesor de Clínica Médica de la Facultad de Medicina (1903) y director del Real Dispensario Antituberculoso del Príncipe Alfonso. 
Fue precisamente contra esta enfermedad infecciosa contra la que Codina centró gran parte de sus esfuerzos de forma que creó un buen plantel de especialistas y  gracias a su trabajo se realizaron cambios significativos en la prevención de la enfermedad y en su divulgación social. También se interesó por otras enfermedades infecciosas como las pulmonías gripales, la viruela, el sarampión y la escarlatina.


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