Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

15 julio, 2024

Manuel Fernández de Castro y Suero, inventor e impulsor de la geología española

 

Nació Manuel Fernández de Castro en Madrid en 1825, hijo de padre portorriqueño y madre madrileña. Sus primeros años los vivió en  Santiago de Cuba, donde su padre estaba de intendente.

Después vino la Península para estudiar en las Escuelas Pías de San Antón (Escolapios) y finalmente, en 1841, ingresó en la Escuela de Minas, donde se graduó poco antes de cumplir los veinte años. Tenía el nivel de Aspirante Segundo del Cuerpo de Ingenieros de Minas y un sueldo anual de 5.000 reales. Ese mismo año solicitó la excedencia y hasta 1853 no  se reincorporó al Cuerpo, con destino en Almadén. 

Manuel Fernández de Castro

Poco antes, empezó a interesarse por los muchos accidentes que se producían en un medio de locomoción nuevo: el ferrocarril; y así, en 1853 ideó un sistema de señales eléctricas que presentó en Inglaterra como como privilegio de invención (patente), y que fue registrado, también ese año, en Francia y en España.

Su amigo, el ingeniero civil segoviano Melitón Martín (1820-1886), le facilitó hacer el ensayo de su invento ferroviario en la línea Madrid-Aranjuez-Alicante, y fue también con él con quien fundó en 1856 la primera consultoría española de ingeniería, “Melitón Martín y compañía. Ingenieros consultores”.

El   éxito de su invento hizo que la dirección general de Obras Públicas le comisionara durante dos años para conocer cómo iba evolucionando la seguridad en los ferrocarriles franceses e ingleses. Los inventores ingleses y franceses no comprendieron su trabajo y Fernández de Castro cedió su patente al Estado.

Sello conmemorativo de la primera locomotora española

Fue corresponsal de dos revistas donde escribía sobre novedades científico-técnicas: La América. Crónica hispano-americana y la Revista Peninsular-Ultramarina de Caminos de Hierro, Telégrafos, Navegación e Industria.

Cuando volvió a la capital, solicitó un destino en alguna colonia porque  le era “indiferente prestar sus servicios en este u otro punto” y en 1859 fue nombrado Inspector de Minas en la isla de Cuba. Así que marchó a La Habana con su madre y hermana. Allí contrajo matrimonio con la habanera Mª Josefa Duquesne (con la que tuvo dos hijos) y ese territorio permaneció diez años. Trabajó en asuntos relacionados con la inspección y, de manera destacada, realizó una importante labor geológica (algo muy común en los ingenieros de minas de entonces) desde muchos puntos de vista: hidrogeología, paleontología, edafología, etc. de la isla. Así, publicó un Estudio sobre las minas de oro de la Isla de Cuba (1864), se interesó por el Estudio sobre los huracanes ocurridos en la isla de Cuba durante el mes de octubre de 1870. Precedido de algunas consideraciones sobre la teoría, causas, época y frecuencia de estos meteoros (1871) y otros trabajos.

En 1869, de vuelta a la Península, se  incorporó a la Junta Superior Facultativa de Minería. Sin embargo, realizó algún viaje a la isla antillana con el fin de terminar algunos trabajos geológicos que había iniciado allí. Así, elaboró con Pedro Salterain el que fuera primer Mapa geológico de la isla de Cuba a escala 1:2.000.000 (1869-1883); detalle importante porque el siguiente mapa geológico cubano, a escala 1:1.000.000, no vio la luz  hasta 1941-1946. 

Mapa geológico de la isla de Cuba

El Capitán General de Cuba comisionó a Fernández de Castro para que estudiase los recursos naturales de Santo Domingo, como se denominaba la parte no haitiana de la República Dominicana. Durante medio año estuvo realizando investigaciones en una parte significativa del territorio y en 1862 publicó en tres volúmenes, con  seis mapas geológicos y topográficos y uno general de la isla, unos Estudios geológicos y geográficos de la Isla de Santo Domingo, con datos para su historia económica y social.

También tuvo gran interés por la paleontología y dedicó gran parte de su tiempo a estas investigaciones de manera que publicó, entre otros, dos trabajos fundamentales: De la existencia de grandes mamíferos fósiles en la Isla de Cuba (1865 y 1871). Con lo que contribuyó a dejar claro un debate geológico de su tiempo, que la isla de Cuba estuvo unida al conti­nente americano y no a África.

Hoja del Mapa geológico de España a escala 1:400.000
(Instituto Geográfico Nacional)

En 1870 se creó una nueva Comisión del Mapa Geológico de España (después de varios intentos), que es el punto de partida de lo que hoy es el Instituto Geológico y Minero de España. Fernández de Castro estuvo al frente de la Comisión 22 años y fue el principal gestor de la creación del primer mapa geológico de España, al que dedicó gran parte de su tiempo. Fue un hito en la historia de la ciencia española y en 1892 esos trabajos terminaron con la impresión de  dos ediciones del primer Mapa geológico de España a escala 1:400.000. Es un mapa en 16 hojas; en color, montado sobre tela y comprende la península Ibérica y las islas Baleares. 

Nota de La Época

El periódico  La Época (01/06/1892) escribió “es un trabajo verdaderamente admirable, que honra a los hombres de ciencia que lo han realizado y que muestra el grado de perfeccionamiento que alcanzan en nuestro país la geología y la litografía”.

Fue miembro desde 1876 de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y en 1882 presidió la Sociedad Española de Historia Natural.

Falleció en 1895 en la ciudad que lo vio nacer.


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