Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

05 julio, 2024

Españoles y el telescopio

 

No es infrecuente atribuir la invención del telescopio a alguna persona en concreto. Hans Lippershey (1570-1619), un fabricante de lentes nacido en Wesel (Alemania) es una de ellas. De él sabemos que es el creador de la patente más antigua, de la que tenemos conocimiento, sobre este instrumento astronómico.

También se disputan el invento dos pulidores de lentes de los Países Bajos: Zacharias Janssen (1585-1632), de Middelburg, y Jacob Metius (después 1571-1628), de Alkmaar. 

Zacharias Janssen

Sin embargo, a pesar de los numerosos “padres” que tiene este instrumento, ninguna persona determinada lo inventó, fue una obra colectiva en la que los conocimientos técnicos del pulido de las lentes fueron difundidos por Europa y perfeccionados en el tiempo.

No obstante, es un instrumento que incluso hoy es relacionado con Galileo Galilei porque en su obra Sidereus Nuncius (1610) de Galileo Galilei explicaba sus hallazgos con ese instrumento. Y aunque el propio Galileo dice que no es el inventor, en algún momento “se deja querer”: “Todo esto ha sido descubierto y observado con el auxilio de un anteojo inventado por mí hace pocos días, con la luz de la gracia divina”. Aunque en la misma obra también escribe que “... llegó a mis oídos la noticia de que cierto belga [flamenco] había construido un anteojo, mediante el cual ciertos objetos visibles, aunque distaban mucho del observador, se distinguían claramente, como si estuvieran muy cerca”.

Telescopium

En 1392 se creó en Barcelona la Cofradía de Julianes Merceros, que  recibía ese nombre porque su patrono era san Julián y sus componentes estaban dedicados a la venta de artículos relacionados con el vestido. Con el tiempo, llegó a convertirse en la cofradía más grande de la ciudad, ya que a ella fueron incorporándose otras con pocos miembros y que tenían, por eso, muy difícil su mantenimiento independiente: rosarieros, naiperos, guanteros, cinteros, ferreteros, pasamaneros, etc. Los que nos interesan ahora, los que pulían lentes, los anteojeros o maestros de gafas, en 1596 se constituyeron en gremio y en 1626 se incorporaron a la cofradía de los Julianes.

Parece seguro  que el primer tratado dedicado específicamente al telescopio se debe al jesuita milanés Geronimo Sirtori (Hieronymus Sirturus), discípulo de Galileo, autor de un pequeño volumen titulado Telescopium: sive Ars perficiendi novum illud Galilaei visorium instrumentum ad sydera in tres partes divisa, que vio la luz en Fráncfort en 1618. Este italiano, con su telescopio,  hacia 1609-1610 realizó un viaje por Europa con el fin de conocer los pormenores de la invención del aparato. Y en esta obra se cita a los españoles Roget. Veamos. 

“Tomé el camino de España… al llegar a Gerona… se acercó a mí cierto arquitecto curioso rogándome que le permitiese ver mi telescopio. Yo, disgustado de la importunidad de aquel hombre, empecé a negarme y él a insistir, sin separarse de mi lado, de suerte que me hizo sospechar si estaría dedicado también al arte. Esta sospecha no me engañó, porque aquel hombre, después de haber observado hasta la saciedad un árbol distante, me volvió a rogar que le permitiera examinar, sacar y manejar los lentes, seguro de que, aun cuando quisiera imitar el instrumento, su edad avanzada no correspondía ya a las fuerzas de su ánimo. Después que hubo manejado y considerado con mucha atención los cristales, me llevó a su casa, y cerrado el cuarto con llave, me enseñó la armadura o los hierros de un telescopio, tomados de orín. Este hombre había sido en otro tiempo constructor de anteojos, y allí estaba latente todo el telescopio. Juzgándome conducido hasta él por el favor del genio del arte, hice amistad con él, y más libremente pude penetrar aquel secreto. Él después me enseñó las formas del telescopio delineadas en un libro, y a mi ruego permitió que anotase las proporciones con solo tres puntos. Después no me fue difícil reproducirlas íntegras, y luego, examinadas y aumentadas por diarios experimentos, darles perfección y redactar la tabla que presento al lector. Nuestro arquitecto, según después supe, era hermano de Roget de Borgoña, habitante un tiempo de Barcelona, hombre de grande industria, y el primero que introdujo y estableció el arte. Este tuvo tres hijos, de los cuales el uno, dedicado a las letras y a la religión, tomó el hábito de Santo Domingo, y siendo fraile trazó telescopios. Nadie los ha trazado más exactos que estos hermanos Rogetes. Ya me parecía a mí que había aprendido el arte, cuando solamente había aprendido las formas”. 

Este texto se tradujo y difundió en España por Felipe Picatoste; data de 1891 y es la primera noticia en la que se reivindica para unos técnicos españoles su intervención en la fabricación del telescopio. Aparece en los Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI.

Más adelante, Sirtori da cuenta de su visita a Maximiliano de Austria, en Innsbruck, en 1611, quien le enseñó un telescopio que había diseñado Galileo: “Tras estudiarlo atentamente, me giré hacia el príncipe y le dije que yo poseía lo mismo, pero procedente de España. Reproducidas mis medidas, superpuse la periferia de la primera diferencia de la [lente] convexa que, según los Roget, es la forma de la primera lente (vulgo di vista commun), y era una sección del mismo círculo. Con mis ojos, medí también la periferia del pequeño globo en la lente cóncava y, sin esperar las palabras del príncipe, tracé también la periferia correspondiente a la séptima y última de la lente cóncava, según los mismos Roget, y colocándola en el tablero, resultó ser exactamente la misma”.

 Los Roget eran artesanos fabricantes de anteojos que, aunque originarios de Angulema, se afincaron en Cataluña desde la segunda mitad del siglo XVI. El primero de ellos, Pedro Roget tuvo varios descendientes: dos hijas (Catalina y Jerónima) y cuatro hijos, Pedro (al que Sirtori denomina Roget de Borgoña), Miguel (dominico, aunque “siendo fraile trazó telescopios”), Juan (el arquitecto con el que se entrevista Sirtori)  y Magín. Estos dos últimos se dedicaron al oficio de las lentes y hay constancia de que fueron los dos primeros maestros anteojeros que se inscribieron en el gremio de los Julianes y lo hicieron el 29 de octubre de 1626.

 Además, y esto es lo más importante, de Juan, Magín y Miguel se ha dicho: “nadie ha trazado telescopios más exactos que estos hermanos Roget”  y es que son creadores de los denominados en su época: “anteojos de larga vista” y que eran, sin duda, instrumentos telescópicos.

Telescopios de Galileo en el 
Museo de Historia de la Ciencia de Florencia


 


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