Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

08 septiembre, 2024

Ingeniería hidráulica en el siglo XVI: Pedro Juan de Lastanosa

 Pedro Juan de Lastanosa nació en 1527  en Monzón (Huesca) en el seno de una familia muy numerosa: era el pequeño de veintiún hermanos. Una familia que marchó de ese municipio a Huesca porque no pudieron sufrir la presión de sus vecinos que los acusaban de conversos.

Estudió en Huesca, Alcalá de Henares, Salamanca, París y Lovaina, y fue descrito como "varón mui docto, assi en las buenas letras, Mathemáticas como en la Theologia". Y es que Lastanosa tuvo una importante biblioteca en la que no sólo había libros de arquitectura, ingeniería o matemática, sino de todos los intereses, algo característico en un intelectual del Renacimiento. De hecho, su biblioteca madrileña, junto con la de su familia oscense, fue una de las más numerosas y de asunto más variado de la España del siglo XVI. Cuando falleció, en el inventario de sus bienes se da cuenta de quinientos cincuenta libros.

Con su maestro Jerónimo Girava  o Hierónimo Girava (¿?-1556), el que fuera cosmógrafo e ingeniero de Carlos V,  marchó a Bruselas en 1553 y después a Italia. Con él, Lastanosa realizó la traducción del latín de los Dos libros de la Geometría practica del famoso cartógrafo y matemático francés, profesor de Matemáticas en París,  Oroncio Fineo o Finé (1494-1555). 

 Dos libros de la Geometría practica

Esta es una de las dos obras conservadas del oscense. La otra es un discurso dirigido a la Católica Real Majestad, a requerimiento del virrey de Nápoles, fechado en 1559. Así, en Nápoles, Lastanosa fue nombrado ingeniero de obras hidráulicas y escribió el Discurso de las aguas de Selino, con el que solucionaba la traída de aguas a la ciudad y la restauración de sus acueductos. Se trataba de reutilizar el acueducto de la época romana, denominado acueducto Claudio, que transportaba las aguas del Serino y a través de casi 77 km llegaba hasta Nápoles.

El Discurso se encuentra en el contexto de las relaciones entre España e Italia en el siglo XVI, concretamente en el virreinato español en Nápoles. Así, técnicos de este territorio trabajaban en España y españoles hacían lo propio en Italia. Baste el ejemplo de Juan Bautista de Toledo (1515-1567) que trabajó en Florencia, Roma y Nápoles y en 1559 vino a Madrid en calidad de arquitecto regio para diseñar y construir el Real Monasterio de El Escorial y su entorno.

El Discurso de Lastanosa se basa en reconocer la importancia del agua en el desarrollo de la cultura e industria de las ciudades; se queja del gran número de poblaciones que no tienen agua por falta de medios y personas capaces. Por eso en la obra da argumentos históricos, técnicos, económicos, sanitarios y de otra naturaleza: “Beberíase muy buen agua, con [lo] que habría menos enfermos, y así [se] vendrían a ahorrar los trabajos que la pobre gente con las enfermedades pierde, y serían menores los gasto en médicos y medicinas”;

Señala que si hay agua suficiente se pueden construir molinos, con lo que no habría que moverse a otros lugares para moler y “con las agua perdidas habría singular aparejo para el ejercicio de hacer paños, cueros y tinturas: que no pocas riquezas suelen acarrear a las ciudades”.

El aragonés conocía la sección de los conductos y había medido la pendiente por lo que no encontró problemas técnicos para realizar su obra. Sin embargo, ésta no fue suficiente para abastecer a una población napolitana que aumentaba rápidamente. 

Los veinte y un libros de los yngenios,
y máquinas de Iuanelo

A Lastanosa se le atribuye un importante manuscrito: Los veinte y un libros de los yngenios, y máquinas de Iuanelo [...]. Fue una obra incorrectamente atribuida al ingeniero  Juanelo Turriano, algo que demostró el historiador de la técnica Nicolás García Tapia y que escribió, en relación con Lastanosa: “....le sitúa entre los científicos y técnicos de importancia universal del siglo XVI, ya que este códice representa el mayor exponente de la ingeniería hidráulica del mundo en aquel siglo”. En esta obra hay una importante relación de asuntos técnicos en relación con el agua y dibujos de unas 400 máquinas. En ella demuestra unos importantes conocimientos de geometría,  instrumentos de triangulación, hidráulica. etc.

Desde 1563 Lastanosa estuvo al servicio de Felipe II como “Machinario Mayor” y “Maestro Mayor de Fortificaciones”: “Habiendo tenido relación de las letras, suficiencia, habilidad y experiencia que vos Pedro Juan de Lastanosa tenéis en cosas de fábricas, fortificaciones, máquinas y otras cosas que podrán ser de importancia a nuestro servicio, nuestra merced y voluntad es de os recibir, como por la presente os recibimos, por nuestro criado ordinario…”

 Participó también en la inspección de varias obras de ingeniería: la Acequia Imperial de Aragón, la que fuera mayor obra hidráulica emprendida en nuestro territorio por Carlos I, los riegos de Murcia, las fortificaciones de los Alfaques, mediciones topográficas para realizar una carta geográfica de España etc. Inventó varias máquinas que patentó, como por ejemplo, un molino de pesas.

Con Arias Montano colaboró en la ordenación de la biblioteca del Real Monasterio de El Escorial.

Pedro Juan de Lastanosa murió en Madrid en 1576.

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