En los últimos años del siglo XVIII el Salón del Prado, como se llamaba el actual Paseo del mismo nombre, era un auténtico centro científico del Madrid de Carlos III.
Estaba adornado con espléndidas fuentes diseñadas por Ventura Rodríguez y tenía un Real Jardín Botánico de considerables dimensiones con dos zonas perfectamente delimitadas: la parte principal, ajardinada, que, grosso modo, coincide con la actual, y una aneja donde se encontraban los viveros y el huerto y que llegaba hasta el actual Paseo de la Infanta Isabel. Se empezó a construir un centro extraordinariamente interesante, la Academia de Ciencias, institución de gran importancia si tenemos en cuenta que iba a ser un museo científico, de enseñanza y de investigación.
El Observatorio Astronómico fue encargado a Juan de Villanueva y se empezó a levantar en 1790. El Real Gabinete de Máquinas fue abierto al público en 1792 como lugar donde exponer las maquetas y los planos de un grupo de pensionados españoles que habían trabajado en Francia; en 1803 pasó a ser la Escuela de Caminos y Canales. Finalmente, el Hospital General era un centro de los últimos años del siglo XVI, y aunque se empezó la construcción de un nuevo edificio en 1758, nunca se llegó a terminar.
Los avatares históricos no trataron bien a este interesante paseo científico. Como consecuencia de la Guerra de la Independencia , el Observatorio Astronómico y la Academia de Ciencias fueron abandonados y saqueados por los franceses. Durante el siglo XIX las obras que debieron de realizarse en el centro astronómico nunca se hicieron y el inacabado Hospital General fue estropeándose poco a poco. Por otra parte, la Academia de Ciencias se transformó, como por encanto, en Museo de Pinturas, el actual Museo del Prado, y el Jardín Botánico fue una finca espléndida… para la construcción de nuevos edificios y, consecuentemente, redujo su extensión.
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