La paleontología española del siglo XX estuvo liderada durante muchos años por tres figuras que dejaron su impronta en estos estudios: era Miguel Crusafont Pairó (1910-1983), que en la década de los cincuenta, organizó unos “Cursillos Internacionales de Paleontología de Sabadell” en los que participaron importantes científicos internacionales; Bermudo Meléndez, figura destacada de la paleontología española de la posguerra y el autor español más importante de textos de esta disciplina científica; y Emiliano Aguirre, uno de los iniciadores de los estudios en los yacimientos pleistocenos de la Sierra de Atapuerca, de cuyas excavaciones fue director hasta su jubilación.
De Crusafont ya me he ocupado en otra ocasión en
este blog, así que ahora esbozaré la biografía científica de los otros dos.
Bermudo Meléndez Meléndez (1912-1999) nació en
Palencia y aunque, a instancias de su padre, inició los estudios de Ingeniería,
su verdadera vocación se encontraba en la naturaleza. Así, cursó la
licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid y en
ella realizó su trabajo de grado de licenciado con una investigación que sería
el punto de partida de su labor paleontológica: “Filogenia de los vertebrados
en los tiempos geológicos”. En esta Facultad también realizó el doctorado bajo
la dirección de Eduardo Hernández Pacheco, con una tesis que versó sobre “El
Cámbrico en España”. Bermudo Meléndez Meléndez
Después de la Guerra Civil consiguió primero, por
oposición, la plaza de auxiliar en la cátedra de su director de tesis, y
después la de catedrático de Geología en la Universidad de Granada (1944); más
tarde obtuvo la de Paleontología y Geología histórica, también por oposición,
en la Universidad de Madrid (1949), que ocupó hasta su jubilación en 1982.
Hay que
hacer notar que el profesor Meléndez consiguió una plaza de una especialidad
científica que después de muchos años no había tenido titular; a la vez, en la
Universidad de Barcelona, se creaba por vez primera una cátedra homónima que
obtuvo José Ramón Bataller Calatayud.
Estudió gran parte de la paleontología del
territorio nacional: los arqueociátidos de Alconera (Badajoz), el Paleozoico
aragonés, el Carbonífero superior de Cantabria, los cistoideos del Ordovícico
de Cataluña etc. Aunque sus principales investigaciones las realizó sobre el
Paleozoico, en general siempre le llamó la atención cualquier hallazgo
realizado por él en cualquier época geológica. Además, hizo trabajos
paleontológicos con otra orientación: sobre la fauna paleolítica de España a
través de las pinturas rupestres, las predicciones paleontológicas, la obra
paleontológica de Darwin, etc.
En el campo de la teoría evolutiva tuvo una
perspectiva neodarwinista y finalista, y efectuó una labor importante a la hora
de divulgar los conocimientos sobre la evolución a la sociedad española, lo que
hizo con artículos, prólogos, conferencias y muy especialmente con el texto, La Evolución. Asimismo, tradujo La evolución biológica (1957), de Piero
Leonardi.
Una de las ocupaciones que a Meléndez le dieron más renombre fue la elaboración de obras paleontológicas (y geológicas) para el alumnado español universitario. Así, un extenso Tratado de Paleontología, en dos volúmenes (1947 y 1950) con más de 1.200 páginas; muchos años después escribió un nuevo libro, en tres tomos (1970, 1979 y 1995), que denominó Paleontología.
Además, en 1957, participó en la elaboración de
los apartados paleontológicos, y más tarde en la dirección (al sustituir a
Pedro de Novo), del Diccionario de
Geología y ciencias afines, en la redacción del Vocabulario de términos paleontológicos (1959) —que le fue
encargado por la de la Comisión Nacional de Geología—, y en la redacción de los
aspectos paleontológicos del Vocabulario
Científico y Técnico (1983, 1996) de la Real Academia de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales.
Fue doctor honoris
causa de la Universidad de Alcalá de Henares y socio de varias sociedades
paleontológicas (Americana, Británica, Alemana, Francesa e Italiana).
Emiliano Aguirre Enríquez (1925-2021) nació en la
población gallega de Ferrol en 1925, en
el seno de una familia numerosa en la que él fue el cuarto de diez hermanos. Al
finalizar el bachillerato, en 1942, ingresa en el seminario de los Jesuitas de
Aranjuez y entre 1947 y 1950 estudia Filosofía. Después cursa en la Universidad
Central la licenciatura en Ciencias Naturales y, una vez finalizada, en Granada
estudia Teología (1955-1959). Durante su estancia en Andalucía realizó numerosos
estudios paleontológicos y geológicos y así descubrió más veinte yacimientos
paleontológicos de alrededor de un millón de años de antigüedad.
En 1961, becado, marcha a varios centros
científicos de Francia e Italia. De vuelta a España, ese mismo año empieza a
trabajar en el Departamento de Paleontología de la Universidad Complutense de
Madrid que dirige Bermudo Meléndez y comienza su investigación doctoral
sobre la morfometría de los elefantes.
Por esta causa va al Museo de Leningrado, a Budapest, a varios museos de EE.UU.
y, finalmente, en 1966 se doctora en Ciencias Biológicas y un resumen de la
tesis aparece en la revista Science
con el título de “Evolutionary History of the Elephant”.
Entre 1961 y 1963 forma parte del equipo dirigido
por Clark F. Howell (1925-2007) — una de las figuras señeras de la
Paleontología Humana— en las excavaciones de los yacimientos de Torralba y
Ambrona (Soria) e inicia la excavación del yacimiento de Las Gándaras de
Budiño, en Pontevedra.
En 1966, obtiene la plaza de profesor adjunto en
Paleontología en la Universidad Complutense de Madrid y durante los dos años
siguientes es requerido por el jesuita Felipe McGregor (1914-2004), rector de
la Universidad Católica de Lima, para crear un Departamento de Antropología
Cultural y Social en la Facultad de Ciencias Sociales. Emiliano Aguirre
En 1968 gracias a una beca viaja a Sudáfrica y
Kenia estudiar los fósiles humanos e identifica al Paranthropus en Makapansgat. El año siguiente colabora con el
antropólogo y paleontólogo Louis Leakey (1903-1972 en Kenia, donde consigue
documentar los primeros Hiparión y los primeros hipopótamos de África.
En 1974 obtiene una plaza de investigador en la
sección de Paleontología Humana, del Instituto Lucas Mallada del CSIC, y ese
mismo año se seculariza.
Cuatro años después obtiene la cátedra de
Paleontología en la Universidad de Zaragoza, pero vuelve a Madrid al CSIC. En 1982 se reincorpora a la enseñanza
superior como catedrático de Paleontología en la Universidad Complutense de
Madrid, donde sustituye a su maestro Meléndez. Finalmente, en 1985 pide la
excedencia para ocuparse de la dirección del Museo Nacional de Ciencias
Naturales.
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Emiliano Aguirre (izquierda) y los codirectores del yacimiento de Atapuerca |
Desde el año 2000 era Académico de la Real
Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Era doctor honoris causa por las universidades de
La Coruña y Burgos.
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