Cayo o Gayo Mecenas (c. 70-8 a. C.) fue un noble romano, consejero político de Augusto, protector de las letras y de los literatos. Esta faceta de su vida ha hecho que la palabra mecenas sea asignada a la persona que de una forma desinteresada fomenta y patrocina las letras y las artes. La ciencia no figura en la definición del Diccionario de la RAE, quizá porque ha habido pocas personas que han fomentado y patrocinado la actividad científica. Curiosamente, el Diccionario considera, sin embargo, el mecenazgo como la “protección y ayuda dispensadas a una actividad cultural, artística o científica”.
La
promoción generosa de la tarea intelectual realizada por otras personas hace
que el mecenas confíe en su favorecido y así pueda realizar, de manera
autónoma, lo que crea conveniente con su trabajo intelectual. A mi juicio, el
mecenazgo tiene la ventaja de impulsar planes de investigación que, en
numerosas ocasiones, la burocracia impide realizar.
En
España está aumentando en los últimos años el número de fundaciones de carácter
personal, familiar o corporativo para impulsar la investigación y la
innovación. Pero también hay otro mecenazgo que ha aparecido muy recientemente,
el de las contribuciones individuales para una faceta cultural (el
micromecenazgo o crowdfunding).
La
creación de la Reserva Biológica de Doñana fue el resultado de un mecenazgo
internacional de los creadores del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la
Fundación Ramón Areces, instituida ésta por el fundador de El Corte Inglés en
1976. Por otra parte, la Fundación Cellex, del químico y empresario Pere Mir
(1919-2017), es otro ejemplo de mecenazgo utilizado por un español para
impulsar la ciencia realizada en nuestro país o por nuestros compatriotas; Mir
fue un hombre, desconocido para el gran público, que donó desde su fundación
muchos millones de euros a diferentes centros científicos. 
Gregorio del Amo
En
nuestra historia ha habido un mecenas muy poco conocido como Gregorio del Amo
González (1858-1941), un hombre nacido en la localidad cántabra de Santoña.
Estudió Medicina en la Universidad Central y después de doctorarse se
estableció en Montevideo, donde ejerció su profesión durante cuatro años.
Posteriormente marchó a México y en la capital abrió una consulta especialmente
dedicada a la comunidad española. Finalmente se estableció en 1887 en la ciudad
de Los Ángeles, en California.
Aquí
se casó con María Susana Delfina Domínguez, de 46 años, quinta hija de Manuel
Antonio Domínguez, alcalde de Los Ángeles y dueño del Rancho San Pedro, una
hacienda de treinta mil hectáreas que había sido concedida por el rey Carlos
III al antecesor de Domínguez. El matrimonio no tuvo hijos biológicos pero
después de veinte años adoptaron dos niños españoles, Carlos y Jaime, que
continuaron con la labor que realizó su padre cuando murió. Con el tiempo,
después del fallecimiento de la madre y cuando los hijos eran mayores, se supo que los dos hijos
adoptivos lo eran de Gregorio del Amo y de su amante sevillana Regina Rojas, a la que veía muy de vez en
cuando en sus viajes ocasionales a España. 
Palacio del Amo en Suances
A
partir de 1906 abandonó la práctica de la medicina y, una vez instalado en Los
Ángeles, Gregorio del Amo ocupó el tiempo en la administración de sus
propiedades en España y en el Rancho San Pedro. Además de los arrendamientos,
fundó el Vivero de Plantas Rancho San Pedro, con los que surtía plantas a
clientes internacionales. Además de negocio, el Vivero fue fundación ecológica,
centro de investigación y uno de los jardines botánicos más importantes del
Estado de California.
El
matrimonio del Amo promovió la primera reunión de aviación en California,
celebrada en su finca en 1910, con una duración de diez días y la asistencia de
miles de personas, entre las que estaba William Boeing (1881-1956), pionero de
la aviación y fundador de la compañía de su nombre.
Además, la riqueza de la familia se incrementó
considerablemente al descubrirse petróleo en su predio: trescientos cincuenta
pozos que fueron explotados hasta 1953 por la Chanslor-Canfield Midway Oil
Company.
En
1926, con sede en Los Ángeles, creó la Del Amo Estate Company, que reunió todos
los intereses económicos del matrimonio Del Amo. Asimismo, fue un espléndido
medio para impulsar las actividades filantrópicas, a favor del arte, la
educación y la ciencia, de la importante Del Amo Foundation (tenía una participación
en acciones de la Estate Company).
La
Fundación fue responsable de la construcción en 1927 del Domínguez Memorial
Seminary, un centro de formación para padres claretianos, que se transformó
primero en Secondary School y más tarde
en Universidad dirigida por los mismos religiosos.
En
esos años creó en Los Ángeles un centro para los españoles, fundó la Escuela
Susana del Amo, en Suances (Cantabria), hizo donaciones para la reconstrucción
de The Plaza Church en Los Ángeles y para el Obispado de la misma ciudad. El
mecenazgo también benefició a la madrileña Universidad Central, la Universidad
de California y la Universidad del Sur de California. También creó subvenciones
y becas para favorecer las relaciones culturales entre España y el Estado de
California, de manera que estableció un Educational Trust cuya Junta Consultiva
la formaban los rectores de las tres universidades citadas y altos ejecutivos
de la Del Amo State Company.
Al
iniciarse el siglo XX Alfonso XIII había donado el terreno de la finca de la
Moncloa, en Madrid, para crear el nuevo Campus de la Universidad Central. La
primera obra fue la Casa Internacional de Estudiantes de la Fundación Del Amo,
que se concibió como residencia de estudiantes hispanoamericanos; abrió sus
puertas el 12 de octubre de 1930 y llegó a funcionar hasta el inicio de la
Guerra Civil pero al estar en pleno frente de batalla quedó destruida. Asimismo
La Fundación Del Amo también estableció unas prestigiosas becas para profesores
españoles y californianos que quisieran realizar investigaciones, en California
o en España respectivamente, de química, biología, ingeniería, teatro, arte,
etc. La Fundación creó también, en 1929, en California, un laboratorio de
Química y Genética, al que se denominó La Cabaña, que estaba relacionado con la
Universidad de California-Los Angeles (UCLA).
Muchos
años después, en 1964, la Fundación decidió la construcción en Madrid, gracias
al impulso que le dio su hijo Jaime, de un Colegio Mayor con el nombre del
fundador, pero al fallecer aquél en 1966, recibió el nombre de Jaime del Amo,
que aún perdura. 
Colegio Mayor Jaime del Amo
La
Fundación se disolvió en 1979 y su patrimonio fue repartido a partes iguales
entre la Universidad Complutense por un lado y las dos universidades
californianas por el otro. Sin embargo, en la actualidad, con los fondos
adquiridos, continúa becándose a estudiantes y profesores que deseen
incrementar las relaciones entre España y California.
Años
antes, en 1941, había fallecido en Los Ángeles (EE.UU.) Gregorio del Amo.
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