Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

06 agosto, 2013

La fundación de la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales

La Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales se creó en 1902 y finalizó su discurrir como tal en 1918, en el que dio paso a la Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales. No obstante, no fue más que un cambio de denominación en la estructura de la misma.
Preside la Sociedad el año de su fundación, José Pardo Sastrón (1822-1909) y en el primer número de su Boletín se exponen los fines de la misma y los motivos que dan lugar a su creación; los firma una personalidad polifacética: Juan Moneva y Puyol (1871-1951), que como hombre del Derecho llegó a ser catedrático de Derecho canónico en la Universidad de Zaragoza, pero que también era licenciado en Ciencias Físico-Químicas; el texto en cuestión empezaba:

 “De todos los estudios que ocupan el entendimiento, es el de las Ciencias naturales el más mezquino en resultados; antes se desarrollan en la Sociedad los otros órdenes de la cultura que no éste”. Y con un lenguaje muy característico: “Aragón, que no se dejó invadir por las armas injustas de los musulmanes ni de franceses, tampoco quiere dar lugar a que nadie de fuera tenga que venir a estudiar lo que hay dentro de su territorio, porque los nativos y residentes en él no sepan cumplir este misión”. Ya que “Especialidad y conexión son dos cualidades esenciales a toda buena investigación científica; nosotros practicamos la primera (...) Somos centinelas de nuestra Ciencia en Aragón; el buen orden requiere que no pensemos sino en desempeñar nuestro servicio; pero éste no ha de ser una obra aislada, sino conexa con la de todo ejército de estudiosos, y hecha al servicio de Dios, de la Humanidad y de la Patria”. Y es que el lema de la Sociedad era una frase latina: “Scientia, Patria, Fides”. En los estatutos constaba la prohibición de discutir “de política o de religión, ni menos atacar la doctrina católica” [1902, I, 1, p. 7].

La Junta Directiva de la Sociedad, responsable de su dirección y administración, estaba compuesta por los siguientes cargos: Presidente, Vicepresidente, Secretario, Vicesecretario, Bibliotecario, Conservador, Tesorero y tres consejeros (puesto que era compatible con cualquiera de los precedentes). Todos ellos eran reelegibles excepto el de Presidente que era anual.
La primera junta directiva de la Sociedad (1902) ¨estaba formada por personalidades influyentes en la Zaragoza de la época: Presidente: José Pardo Sastrón; Vicepresidente: Ricardo J. Górriz; Secretario: Graciano Silván; Vicesecretario: José Mª Azara; Bibliotecario: José Ríus y Casas; Conservador: Longinos Navás; Tesorero: Valero Gasca; Consejeros: Juan Moneva y los ya citados Silván y Navás.
José Pardo Sastrón y Ricardo José Górriz y Muñoz eran licenciados en Farmacia, Graciano Silván, Ríus y Casas y Juan Moneva y Puyol eran catedráticos en la Universidad de Zaragoza, y Longinos Navás era jesuita y docente en el Colegio del Salvador de la capital aragonesa.

Los restantes presidentes fueron: Bernardo Zapater (1903), presbítero sin titulación científica; Manuel Díaz de Arcaya (1904) ejercía como catedrático de Historia Natural y director del Instituto General y Técnico de Zaragoza y era Doctor en Ciencias Naturales; Ricardo José Górriz y Muñoz (1905), farmacéutico; José Juan Solano y Eulate (1906), Enrique Iranzo (1907), Joaquín González Hidalgo (1908) y Graciano Silván (1909), catedráticos de Universidad; Patricio W. Stuart Menteath (1910), ingeniero de minas; Pedro Ferrando y Mas (1911), también catedrático universitario; José María de la Fuente Morales (1912), conocido como el “cura de los bichos”, carecía de formación científica académica; Florentino Azpeitia (1913), catedrático de la Escuela de Minas; Baltasar Merino (1914), jesuita; Pedro Palacios (1915), ingeniero de minas; Juan Cadevall (1916), profesor de la Escuela Industrial de Tarrasa, licenciado en Ciencias Exactas (1869) y licenciado y doctor en Ciencias Naturales; Pedro Aramburu y Altuna (1917), doctor en Medicina; y Luis Mariano Vidal y Carreras (1918), ingeniero de minas. 

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