Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

13 mayo, 2014

Ejercicios en el Jardín

Hasta el siglo XX el estudio de las plantas había sido, probablemente, la disciplina científica que había tenido los personajes más relevantes de la ciencia española. Por otra parte, la enseñanza de la Botánica tuvo unas peculiaridades que la hicieron muy interesante a lo largo de los siglos, y muy especialmente en el XVIII y XIX.
En Madrid, en el Jardín Botánico, se realizaban unos “Ejercicios públicos” en los que los discípulos aventajados tenían que demostrar sus conocimientos después de lo que, sin duda, había sido un curso de trabajo intenso. Sabemos, por ejemplo, que en los de 1788, los estudiantes utilizaron 367 especies vegetales como ejemplos de las demostraciones docentes.
El alumnado debía someterse a un examen general, igual para todos, y en los ejercicios de 1879, “debían entender con perfección cuanto expuso en sus profundas e instructivas obras el Sabio Naturalista de Suecia [Linné] y lo que en otras muchas han publicado los primeros Botánicos del siglo, sostendrán varias proposiciones de Filosofía Botánica del mismo autor...” Además, había un apartado específico para cada uno de los alumnos.


Por otra parte las indicaciones de los ejercicios nos muestran el nivel científico de los mismos:
“satisfará a las objeciones que se le hicieren acerca del segundo fundamento de la Botánica que es la Denominación; defenderá lo bien desempeñado que se halla por el Caballero Carlos Linneo este principio, y la utilidad que ha resultado a la Botánica de su nomenclatura. Hará manifiesta la debilidad de las razones con que han querido impugnarla algunos Naturalistas y la falta de crítica de cuantos sin meditar las justas razones que tuvo para admitirla, pretenden hasta el día censurarla. Comentará cualquiera de los Aforismos contenidos en la citada Filosofía desde el Artículo séptimo hasta el duodécimo inclusive, que tratan de la Denominación genérica y específica, de los nombres sinónimos y variables, y el modo de describir, y de indagar las virtudes de las Plantas, determinando por último la clase, orden, género y especie de las que le presentaren, y describiéndola exactamente en todas sus partes”.
En los territorios españoles allende el Atlántico se copiaban los usos y costumbres que se realizaban en la metrópoli. Así, por ejemplo, en el Jardín Botánico de la capital de Nueva España (México), el día 21 de noviembre de 1789 cuatro de la tarde actuaban unos alumnos (Mariano Mociño, José María Maldonado y Justo Pastor Torres) que “acreditarán hallarse lo suficientemente instruidos en los principios fundamentales de esta Ciencia” y responderán a “los reparos que opusieren, tanto los Discípulos del Jardín nombrados a este efecto, como cualquiera de los concurrentes al Acto que quiera probar su idoneidad”.
Los cursos de Botánica en Nueva España se inauguraron en 1788 con un solemne acto celebrado en la Universidad de México. Asistieron los más destacados representantes del territorio americano y la importancia del acontecimiento nos la da el hecho de que al mismo asistieron la Audiencia, Claustro de Doctores, comunidades religiosas, regidores, militares y lo más selecto de la sociedad; durante el acto juraron Martín Sessé y Vicente Cervantes como catedráticos de Botánica y se celebró el comienzo de las nuevas enseñanzas con la actuación de una orquesta, la iluminación del edificio y unos espectaculares fuegos artificiales en los que la pirotecnia representaba la fecundación entre tres plantas de papaya, dos hembras y una macho y, al final, terminados los fuegos apareció un cartel iluminado con el lema de Linneo: Amor urit Plantas (El amor incendia las plantas).
Es innecesario destacar que este acto no era más que un fiel reflejo del espíritu de una época. El lector lo puede comparar con la “solemnidad” de las inauguraciones oficiales de hoy y, sobre todo, con el “interés” que despierta en la sociedad lo que sucede en el ámbito universitario y científico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario