Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

31 enero, 2016

Algunos aspectos de la cultura en la época de Carlos I

Televisión Española ha emitido una serie dedicada al Emperador Carlos I. No quiero entrar en aspectos estrictamente históricos, de los que ya se habrán ocupado mentes más preclaras que la mía, pero parece que alguna referencia se podría haber hecho a los aspectos culturales en general, y científicos en particular, de la España de entonces. Ya sé que muchos historiadores no suelen integrar la cultura en las aconteceres históricos y si lo hacen se refieren exclusivamente a lo que en la actualidad se conoce como el “mundo de las letras”. Sin embargo, en tiempos de Carlos I no había tal distinción, era la época de un humanismo que abarcaba todos los saberes mundanos, y que era complementario de los conocimientos teológicos que se ocupaban del conocimiento de Dios.
La infancia y adolescencia de Carlos I coinciden con un cambio importante en la historia cultural europea. Es un momento en el que se produce el triunfo y difusión del humanismo: se recuperan los textos clásicos originales, se producen importantes transformaciones en las artes y las ciencias, comienza la colonización americana… En resumen, es un periodo de apogeo del Renacimiento que afectó a España como parte fundamental de ese movimiento europeo.  
Rasgos esenciales del Renacimiento fueron la utilización de los textos clásicos griegos y romanos: Dioscórides, Teofrasto (la Historia de las Plantas), Plinio (Naturalis Historia), etc. Desde el siglo XV se produjo una recuperación de los textos más importantes de la historia natural griega y latina y algunos de ellos se tradujeron a las lenguas vernáculas Y España no fue ajena a este asunto.
Ya en 1518 Antonio de Nebrija tradujo la obra botánico-médica de Dioscórides, y después el médico Andrés Laguna volvió a traducir este importante texto en 1555 en Amberes.
El primer libro de la Europa renacentista dedicado exclusivamente a la descripción de la naturaleza fue el Sumario de la natural historia de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557),  dedicado a Carlos V y publicado en Sevilla en 1526. En el resto de Europa no vieron la luz obras de esta especie hasta cuatro lustros después. En el Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco, en territorio mejicano, un médico indígena que se formó en ese centro, Martín de la Cruz escribió en 1552 el único texto de botánica médica indígena que se conoce Libellus de medicinalibus indorum herbis, considerado como un regalo a Carlos V; posiblemente escrito originalmente en náhuatl y, posteriormente, Juan Badiano, estudiante en el mismo centro, lo tradujo al latín (por eso se le conoce como Códice De la Cruz-Badiano).

La navegación oceánica y las ciencias teóricas que tenían alguna relación con ella geografía, cosmografía, etc.) como la cartografía y la construcción naval tuvieron un extraordinario progreso; en este sentido, Portugal y España fueron puntos de referencia de los avances científicos en estas disciplinas. Así, la  sevillana Casa de Contratación fue la primera institución de formación de Pilotos mayores, pilotos de naves transoceánicas, de elaboración sistemática de cartas de navegar, de mapas y planos de las nuevas y viejas tierras, incluyendo determinaciones tan importantes como la latitud y longitud de las regiones; de construcción de instrumentos como astrolabios, ballestillas, brújulas, etc. y, por lo tanto, de encuentro entre los conocimientos teóricos y prácticos. En este aspecto hay que citar al extremeño de Trujillo Alonso de Chaves (ca.1493-1587)  que, además de  Piloto en 1524 fue un experto en la fabricación de los instrumentos náuticos de la Casa de Contratación: brújulas, astrolabios, cuadrantes, ballestillas, etc.
En esta escuela de pilotos recalaron personajes del resto de Europa y se formaron como pilotos mayores personalidades como el veneciano Sebastiano Cabot (1474-1557), Inglaterra), explorador y cartógrafo que en 1518 fue nombrado Piloto Mayor de la Casa de Contratación; otros como el florentino naturalizado castellano Americo Vespucio (1454-1512) y el navegante portugués Francisco Faleiro también se formaron en este centro.
Los libros de navegación que publicaron los científicos y técnicos de la Casa de Contratación eran usados por todos los pilotos que surcaron los océanos. Así Pedro de Medina (1493-1567) escribe el Arte de marear en que se contienen todas las reglas, (1545) un texto muy utilizado y difundido en toda Europa si tenemos en cuenta que en un siglo se hicieron 15 ediciones en francés, 5 en holandés, 3 en italiano y 2 en inglés.
También fue un libro de gran difusión el Breve compendio de la Sphera y de la arte de navegar con nuevos instrumentos y reglas exemplificado con muy subtiles demonstraciones (1551), de Martín Cortés de Albacar, (?-1582), que tuvo 8 ediciones en inglés en poco más de 70 años.

Basten estos esbozos para reivindicar el momento cultural en el que vivió uno de los hombres con más poder de la historia.

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