Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

20 marzo, 2015

Un libro fundamental de Casado de Otaola: "Naturaleza patria"

Santos Casado de Otaola es una persona muy conocida por los historiadores de la ciencia española en la medida que sus artículos y libros son punto de referencia “inevitable” en lo que a la historiografía científica española se refiere dentro de los ámbitos de la naturaleza. 
Naturaleza patria (Fundación Jorge Juan. Marcial Pons. Madrid, 2010, 379 pp.) es un texto espléndido en todos los sentidos, desde el título elegido para el mismo: ¡hermoso!; hasta el subtítulo que aclara lo que se cuenta en él: Ciencia y sentimiento de la naturaleza en la España del regeneracionismo: ¡preciso!


Es un libro que contiene 9 capítulos, las referencias bibliográficas y un índice onomástico. En él se da cita la naturaleza desde diferentes puntos de vista culturales: personajes de la literatura, de la ciencia, de la política… aparecen en esta obra de la mano del autor, y con ella adquieren un matiz especial, el que se refiere a su relación con la naturaleza. A lo largo del texto Casado de Otaola intercala breves biografías de personajes científicos, o no, que se imbrican perfectamente en el conjunto del relato: Casiano del Prado, Hernández Pacheco, Giner de los Ríos, etc. Y el lector interesado puede recurrir, constantemente, a la copiosa y selecta bibliografía con la que el autor ilustra lo mucho que sabe.
 Naturaleza patria es, grosso modo, una forma de entender cómo ha variado la visión de la naturaleza en  un tiempo reducido y relativamente cercano; es, según el autor, un ensayo, mezcla de historia de la ciencia, historia intelectual, historia cultural e historia ambiental (p. 14). Para ello van apareciendo como un todo, sin solución de continuidad, los sentimientos y apreciaciones que se tienen, en la España de finales del XIX y principios del XX, sobre la naturaleza del país por parte de eminentes miembros de la sociedad española; nos muestra la necesidad de conocer lo que en relación con los territorios naturales se desconocía en España… que era casi todo: geografía, geología, flora, fauna, etc.; nos indica que bosques y estepas van mostrando significados diferentes a los que históricamente poseen; nos señala la influencia que en el conservacionismo tuvieron intelectuales y aficionados, nobles y no tan distinguidos personajes; nos recalca la importancia del excursionismo a la hora de cambiar la manera de ver el medio; nos enseña sobre la necesidad de crear espacios naturales protegidos y de acercar la naturaleza a los espacios urbanos, etcétera. 
Naturaleza patria es un libro que nos presenta diversos aspectos ajenos a la ciencia: aparecen hombres de las letras y de la pintura que se interesan por la naturaleza como una forma de vocación estética que se encuentra inmersa en su interés por lo español. Es el caso, entre otros, de Miguel de Unamuno y de muchos hombres de su generación, la del 98, que buscan en el paisaje de España una manera de conocer lo español, de encontrar las raíces de lo hispano y de comprender las peculiaridades de sus gentes. Santos Casado rememora aquellos acontecimientos, científicos en particular y culturales en general, que supusieron el inicio de grandes obras intelectuales, muchas de las cuales concluyeron bastantes lustros después. Me estoy refiriendo a la elaboración del Mapa Topográfico Nacional, importante desde el punto de vista práctico y simbólico: la primera hoja del mapa apareció en 1875, la última en 1968; a la publicación de los primeros volúmenes de la Flora ibérica y de la Fauna ibérica; a la confección por parte de Huguet del Villar y a su publicación, en plena Guerra Civil, del primer mapa de suelos de la península Ibérica, etc. Es una España en la que la cuestión forestal es un componente fundamental del proyecto regeneracionista en íntima relación con lo hidráulico y agrario. Y es que, como dice uno de los epígrafes de un capítulo de este libro, en España había “espacios blancos en el mapa”: en el último tercio del siglo XIX había un total desconocimiento de la naturaleza “científica” española (geología, flora y fauna) si se comparaba con lo que sucedía en los países de alrededor.
En fin, no tengo la menor duda que esta Naturaleza patria es un libro que muestra como pocos la influencia de la ciencia en lo cotidiano, de unos hombres que muy pronto comprendieron la importancia del medio en la vida de las personas. Nos queda, por tanto, recomendar vivamente la lectura de esta obra porque creo que en ella se sintetiza perfectamente lo que debe ser la cultura: un lugar de encuentro de todo tipo de conocimientos.

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