Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

14 marzo, 2016

Un médico español en el Gulag

Julián Fuster Ribó (1911-1991) nació en Vigo, en el seno de una familia tarraconense en la que su padre era militar.
Se licenció en Medicina en la Universidad de Barcelona en 1935. Afiliado al PSUC en 1936, durante la Guerra Civil fue Jefe de Sanidad del XVIII Cuerpo del Ejército. Finalizada la misma marchó a Francia y estuvo primero en el campo  de Saint Cyprien, en Francia, y aunque pudo marchar a México decidió exiliarse a la URSS.

En la Unión Soviética trabajó, antes y durante la II Guerra Mundial, como cirujano general y traumatólogo en distintos hospitales del país. Después, en el Instituto Burdenko de Moscú se especializó en neurocirugía.
Muchos años antes, al finalizar la década de los años 20, en la capital rusa había una escuela de neurocirugía alrededor de dos figuras importantes: la del cirujano Nikolai Burdenko y la del neurólogo Vasily Kramer. En 1934 se creó el Instituto Central de Investigaciones en Neurocirugía, más tarde nominado Instituto Burdenko de Neurocirugía, que se ocupaba de las lesiones del  sistema nervioso central. Era un centro quirúrgico y de investigación. En 1944 Burdenko es el primer presidente de la Academia de Ciencias Médicas de la URSS. Su nombre, en los ámbitos no académicos, se le relaciona con la presidencia en 1944 de la comisión encargada de investigar los asesinatos de Katyn que atribuyó la masacre de militares polacos a militares alemanes, cuando realmente fueron asesinados por los soviéticos. 
En el Instituto Burdenko Fuster fue muy bien acogido por los profesionales soviéticos y se encargó de la traducción al ruso de diferentes trabajos de científicos españoles e hispanoamericanos que le encargaban los miembros del centro. Asimismo, tradujo al español diversos libros rusos. Poco después de la II Guerra Mundial escribió cerca de 200 folios mecanografiados de una obra titulada La cirugía soviética. Notas de un cirujano español.
Pero la situación de Fuster cambió radicalmente cuando se le ocurrió pedir la salida del país para ir a México, donde se encontraban sus padres y una hermana. Además de no consentir este nuevo exilio, en verano de 1947 sus compañeros de partido le expulsaron del PSUC y sus camaradas soviéticos le despidieron del Instituto Burdenko.
Sin medios con los que subsistir marchó a la Embajada de Argentina, donde trabajó como traductor pero en enero de 1948, fue detenido.
La causa del arresto fue haber participado en una trama que ayudaba a huir de la Unión Soviética a varios republicanos españoles.
Fuster fue sometido durante ocho meses a durísimos interrogatorios en la prisión de Lubianka. Su personalidad le hizo manifestar públicamente criterios políticos diferentes de los mantenidos por los comunistas de nuestro país y lo peor fue que le encontraron cartas en las que criticaba al PCE y la situación en la URSS. En una de ellas se podía leer: “Dolores Ibárruri, que tu nombre sea maldito y tus huesos comidos por los perros”.
Fuster fue condenado a 20 años de trabajos forzados en el campo de Kenguir (Kazajistán), donde trabajó como cirujano. En él visitó con asiduidad las celdas de castigo y por el testimonio de un prisionero tan famoso como Alexandr Solzhenitsyn (en  Archipiélago Gulag) sabemos que trabajó en una cantera de la que salía para operar, lo que hizo con el coronel Chechev, jefe del campo.
En mayo de 1954, un año después de la muerte de Stalin, se rebelaron los presos del Gulag de Kenguir. Era imposible escaparse, pero los condenados deseaban acercarse a lo que era la vida real. Aleksandr Solzhenitsyn relató aquella ilusión de cuarenta días en el tercer tomo de Archipiélago Gulag.
Fuster fue uno de los cabecillas de la revuelta, que terminó con una masacre realizada por las tropas soviéticas: acabaron con la situación en 10 minutos; el final supuso unos 700 muertos y numerosos heridos que fueron operados por Fuster. Solzhenitsyn escribió: “Aquella noche en el hospital del 2º campo se encendió el quirófano: operaba el cirujano Fuster, un preso español”.  Por su parte, la enfermera Luibov Bershádskaya también dejó su testimonio: “me pidió [Fuster]  que estuviera cerca de la mesa de operaciones y anotara el nombre de los que todavía podían pronunciarlo”. Y es que “se pasó dos días con sus dos noches operando a heridos, sin parar, solo tomando té; al tercer día, cayó desmayado”.
Liberado en marzo de 1955 trabajó poco más de un año en el Hospital de distrito de Lotoshino, cerca de Moscú, y los dos años siguientes vivió traduciendo libros médicos.
En mayo de 1959 vuelve a España a bordo de un mercante soviético. Después viaja a Cuba, en donde estaba su familia (que había emigrado desde México), pero transformado en un implacable anticomunista huye del castrismo y marcha al Congo como cirujano de la OMS. Regresa a España en 1964 y fija su residencia en la localidad gerundense de Palafrugell.
Julián Fuster Ribó muere en 1991 en Tarragona como consecuencia de un infarto de miocardio.

(las imágenes han sido tomadas de http://www.uv.es/cultura/c/docs/expcientificosexilio09cast.htm)

2 comentarios:

  1. ¡Hola! Pueden subir articulos sobre la tematica de impresiones 3D? El blog va espectacular, pero adquiri recientemente una Lion 2 y quiero aprender un poco mas de este espectacular equipo

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  2. Indistintamente del sector, esta claro que el uso de tecnologías como la impresión 3D esta significando un paso agigantado en España en vías del futuro. He leído sobre la Lion 2 en http://www.leon-3d.es y tiene mucho que ofrecer a distintas áreas profesionales.

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