En 1695 nació en Perpiñán, —capital del Rosellón, perteneciente entonces a la corona española— José Quer y Martínez, el principal impulsor de la creación de una de las instituciones científicas españolas de mayor prestigio, el Jardín Botánico de Madrid.
De familia noble, fue cirujano, ingresó en el ejército y en poco tiempo fue nombrado Cirujano mayor del regimiento de Soria, que se encontraba entonces en Gerona. Aquí comenzó a recoger numerosas plantas y recibió enseñanzas de química del boticario Joseph Jansana.
En 1755, Fernando VI cedió el huerto de Migas Calientes, en Madrid, para que fuese destinado a Jardín Real y que en él “se promoviese el importante estudio metódico de las plantas”. El de Perpiñán y Juan Minuart (1693-1768) fueron nombrados, respectivamente, primer y segundo profesores de Botánica de dicho Jardín.
Fue entonces cuando Quer abandonó, casi por completo, la cirugía y se dedicó de lleno a la botánica. Con el fin de conseguir que una Flora Española, que tenía en proyecto, viera la luz de una forma lo más completa posible, hizo herborizaciones por Asturias, Galicia y ciertas zonas de Castilla, que habían de añadirse a las ya realizadas antes en otros territorios españoles cuando servía en la milicia como cirujano. Todo ello le permitió escribir su gran obra: Flora Española o historia de las plantas que se crían en España (1762), que dejó sin terminar, ya que sólo vio la publicación de cuatro tomos; veinte años después la obra fue completada por Casimiro Gómez Ortega (1741-1818) con dos nuevos volúmenes. Gómez Ortega fue responsable del traslado del Real Jardín Botánico desde Migas Calientes a su actual ubicación.
En la Flora española nuestro autor manifiesta unos amplios conocimientos botánicos, pero carece de método. En ella se muestra seguidor entusiasta del sistema de Joseph Pitton de Tournefort (1656-1708) y muy crítico con el nuevo sistema de clasificación de Carl von Linné (1707-1778), que tan buena acogida estaba teniendo en toda Europa. Esta crítica fue, sin duda, influida por el enojo que causó a Quer el juicio negativo que el célebre botánico sueco había hecho sobre los botánicos españoles.
En efecto, en el libro Bibliotheca botanica (1736) de Linné se hacía una referencia al escaso nivel científico de los botánicos españoles, que unido a las discrepancias de carácter científico con el sueco hicieron que el de Perpiñán se sintiera herido en su orgullo y escribiera una apología de la ciencia española como conclusión a su crítica hacia el sistema linneano; la tituló “Discurso analítico sobre los métodos botánicos”, y aparece en el primer tomo de la Flora Española. La reivindicación se fundamenta en la importancia de la contribución española a la historia natural americana durante los siglos XVI y XVII, esto es, Quer hace una defensa no sólo de la botánica sino de toda la ciencia española. También escribe un “Catálogo de los autores españoles, que han escrito de Historia Natural”, que puede leerse en el segundo volumen de la Flora Española, basado exclusivamente en datos de la Bibliotheca Hispana Nova (1696) de Nicolás Antonio (1617-1684).
Como es sabido, Linné rectificó más tarde aquel juicio y mantuvo buenas relaciones con los españoles y Pehr Löfling (1729-1756), discípulo predilecto de Linné, dedicó el español el género Queria.
Falleció en Madrid en 1764.
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