Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

28 enero, 2017

Los hermanos Benedito y el “mannequin challenge” científico

La taxidermia, una palabra derivada del griego taxis (colocación) y derma (piel), es una técnica que se utiliza para conservar la piel de aves y mamíferos principalmente. La taxidermia tiene, obviamente, un gran valor desde el punto de vista educativo.
En los últimos años del siglo XIX y en los primeros del XX hay una orientación en los museos de historia natural hacia la utilización de unas formas muy trabajadas de animales disecados, con un gran componente artístico, de manera que llamara la atención del espectador y que tuviera una aparente ornamentación científica para así conseguir ubicar los ejemplares en su entorno. Lo que viene a ser una especie de mannequin challenge científico, una imagen fija de alguna faceta científica de la naturaleza, con muchos protagonistas, paralizados totalmente para deleite del espectador.

De esta manera, con una mentalidad muy moderna, los hermanos Benedito crearon para el Museo Nacional de Ciencias Naturales unos conjuntos de abejarucos, rebecos, etc. que son obras maestras de la taxidermia. Con ellos empezaron a instalarse en el Museo grupos zoológicos, o dioramas, formados por varios ejemplares que eran bastante fieles al hábitat de los diferentes animales. 
José María Benedito Mendoza fue un taxidermista que vivía en Valencia al finalizar el siglo XIX, que trabajaba como Preparador en el Gabinete de Historia Natural de la Universidad de la ciudad del Turia y que además ejercía de taxidermista por encargo. Falleció a los 53 años dejando viuda y siete hijos, dos de ellos eran José María y Luis; otro, Manuel, era pintor y discípulo de Joaquín Sorolla.
Los hermanos José María y Luis Benedito Vives son dos hombres clave en el impulso que recibió el madrileño Museo de Ciencias Naturales en su primera época, gracias al trabajo de Ignacio Bolívar (1859-1944). Ambos nacieron en Valencia, en 1873 y 1884 respectivamente. José María se puso al frente del negocio familiar después del fallecimiento de su padre, pues trabajaba como contable y ayudaba a su progenitor en su tiempo libre.
Cuando José María llega a Madrid en 1907 es nombrado disecador interino del Museo Nacional de Ciencias Naturales y poco después Jefe del Laboratorio de Taxidermia de este centro. 
José María Benedito participó en muchas de las expediciones científicas que por encargo del Museo se realizaron para estudiar la naturaleza de diversas comarcas españolas y colonias norteafricanas.
Reunió una colección particular de aves que después de su muerte, acaecida en 1951, fue donada por su familia al Museo.
Ha sido considerado el mejor taxidermista español en lo que a ornitología se refiere. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias de Madrid
En 1910 Luis se incorpora al Museo y obtiene una beca de la Junta para Ampliación de Estudios para perfeccionar su técnica en Europa (Alemania, Francia y Holanda), lo que le permite trabajar con uno de los más importantes taxidermistas: Herman H. ter Meer (1871-1934).
Luis Benedito se encargó de la jefatura del Laboratorio de Taxidermia en 1943, tras la jubilación de José María.
Se especializó en la naturalización de los mamíferos del Museo y algunos de los grupos de estos animales fueron donados por Alfonso XIII a diversos museos europeos: Londres, Lisboa y Estocolmo.
Falleció en Madrid en 1955.
Los hermanos Benedito supieron ver que la taxidermia no era una técnica que tenía como única finalidad rellenar la piel de un animal, sino que dieron especial importancia a las posturas naturales y propias de las diferentes especies.

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