Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

09 febrero, 2024

El tomate llega a Europa

 

El “descubrimiento” del tomate por los europeos fue realizado con la conquista de México-Tenochtitlan por los hombres de Hernán Cortés, pues los naturales lo consumían en su dieta. Evidentemente, un fruto tan nuevo para los españoles llamó su atención y muy pronto se habló de él.

 Probablemente llegó a España muy pronto, con los barcos procedentes de los territorios recién descubiertos. Era un producto exótico para los europeos pero los suelos y las temperaturas del sur de Europa eran propicios para su cultivo. 

Historia General de las cosas de Nueva España

La primera noticia escrita es, probablemente, la del franciscano Bernardino de Sahagún (c. 1499-1590)​; cuando escribe, entre 1540 y 1585, la  Historia General de las cosas de Nueva España nos habla de este fruto y entre otras cosas dice: “El que trata en tomates suele vender los que son gruesos y también los menudillos, y todos los que son de muchos y diversos géneros, según se trata en el texto, como son los tomates amarillos, colorados y los que están bien maduros”.

Acaso, las primeras referencias escritas  al cultivo de esta planta son las que aparecen en el libro Agricultura de Jardines (1592), obra del clérigo y agrónomo Gregorio de los Ríos (s.XVI-s.XVII), jardinero de Felipe II y encargado del jardín botánico de Aranjuez: “Es una planta que lleva unas pomas aquarteronadas, vuelvense coloradas, no huelen; dicen son buenos para salsa, tienen simiente, suelen durar dos o tres años, quieren mucha agua”. 

Arquitectura de Jardines

Al finalizar el siglo XVII, Antonio Salsete (seudónimo de un cocinero) escribió El Cocinero Religioso instruido en aprestar las comidas de Carne, Pescado, Yerbas y Potajes a su comunidad, que es el primer texto español que da información sobre la utilización del tomate en la cocina.

En Italia la planta también tuvo mucho predicamento y hay referencias a ella en el recetario napolitano del siglo XVII Lo scalco alla moderna (1694), de Antonio Latini (1642-1692), una de las obras más importantes de la historia culinaria de occidente y de la misma época que la obra de Salsete. En ella se puede leer la primera receta de salsa de tomate en Europa, que se denominaba “salsa de estilo español”, y que recuerda al gazpacho ya que contenía, además de tomates,  pimientos, cebolla, sal, aceite y vinagre.

En España no será hasta el siglo XVIII cuando encontremos tomates en los recetarios. Así, en el de  Juan de Altamiras: Nuevo arte de cocina: sacado de la escuela de la experiencia económica (1767).

Los tratados científicos del siglo XVI se interesan por esta planta exótica, aunque inicialmente no tienen claro cómo denominarla: Solanum pomiferum, Poma amoris, Pomum aureum, Solanum omiferum vel amoris, Solanum pomiferum aureum, Mala aurea, Aurea Apffelkraut, Gulden Appelen, Lycopersicum, Pomi d'oro, Pommes d'amours, Pommes dorées, Golden Apples, Apples of love... 

Poma amoris

Lo que parece claro es que en Europa llama la atención su semejanza con la manzana (pomiferum, poma, etc.), que gran parte de los tomates eran de color amarillo (dorées, golden, etc.) y su relación con el amor (of love, amoris, etc.).

Quizá, la información más completa de la planta se debe a una obra del médico, naturalista y  expedicionario Francisco Hernández (c. 1515-1587): Historia natural de la Nueva España. En el Tomo II, Cap.II  hace una descripción del “Del TÓMATL o planta de frutos acinosos”, unas plantas  “cuyos frutos, llamados TÓMATL porque son redondos”.

Informa de sus diferentes tamaños: el de las nueces, avellanas, naranjas, “mayores que avellanas aunque menores que las nueces”... 

El tomate en la
obra de Hernández

Da cuenta de sus colores: “de color verde al principio y después amarillo pálido”; otros “se vuelven al fin rojos; otros se vuelven de verdes amarillos...”; “otros son rojos cuando han madurado por completo, pasando antes también por el verde, el amarillo pálido y el rojizo”.

Explica su aspecto: “además de ser rugosos tienen ciertas protuberancias irregulares que no sólo semejan las partes femeninas, sino también hemorroides y cuanto de horrible y obsceno pueda verse en las mujeres”.

Clasifica la planta como solano, hoy diríamos solanácea (patata, pimiento, berenjena, etc.): “En suma, la figura de la planta, las propiedades del fruto, sus membranas y a veces su forma de tal modo corresponden a las especies de solano, que sería necio no convenir con los que clasifican todos los tomates entre las variedades del mismo”.

Da cuenta de su utilización culinaria: “Se hace de ellos, molidos y mezclados con chilli, una salsa muy agradable que mejora el sabor de casi todas las viandas y alimentos y estimula el apetito”.

Reseña su ecología: “Nacen en cualesquiera regiones, pero principalmente en las cálidas, ya espontáneamente, ya cultivados”. 

Solanum pomiferum en una obra de
Basilius Besler ( 1561-1629) 

Y finalmente refiere sus propiedades curativas: “Tanto las hojas como los frutos son muy eficaces, untados, contra los fuegos de San Antón; curan aplicados las fístulas lagrimales y los dolores de cabeza, alivian los ardores de estómago, y untados con sal resuelven las paperas. Su jugo es bueno contra las inflamaciones de la garganta, y cura las úlceras reptantes mezclado con albayalde, aceite rosado y litargirio. Para las fístulas lagrimales se mezcla con pan; para la irritación de los niños que llaman siriasis, con aceite rosado; se agrega en vez de agua a los colirios, se unta en vez de huevo contra los flujos agudos, y alivia instilado el dolor de oídos. Aplicado en una venda detiene los flujos menstruales excesivos, y mezclado con estiércol de gallina y aplicado en una mecha es un remedio excelente para las fístulas lagrimales”.

1 comentario:

  1. Pues ahora la capital del tomate es Miajadas, antes de que se la lleven a Marruecos

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