Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

04 octubre, 2014

La Facultad de Ciencias en el siglo XIX español

El sistema educativo del siglo XIX español no estuvo orientado a la formación de una comunidad de universitarios que se dedicaran a la ciencia. La Ley de Instrucción Pública de 1857 (más conocida como Plan Moyano) se basaba en el modelo francés y buena parte de la educación se creó mirando al país vecino.

En lo que respecta a las carreras de ciencias,  en la Universidad española del siglo XIX ( a partir de la Ley Moyano) había tres seccciones científicas: Ciencias Físico-Matemáticas, Ciencias Físico-Químicas y Ciencias Naturales. Además, los conocimientos en las tres carreras eran comunes en el primer ciclo. Por ejemplo, en la Sección de Naturales, en 1880, se estudiaba Análisis Matemático, Geometría, Química General, Mineralogía y Botánica, Geometría Analítica, Ampliación de Física, Zoología y Dibujo en los dos primeros cursos. En toda España sólo se podía estudiar Ciencias Naturales en la Universidad de Madrid y en muchos casos, la Facultad de Ciencias se limitaba a una sola sección (en las Universidades de Sevilla, Granada y Valencia), o dos (Universidades de Barcelona y Zaragoza), o sólo se impartían enseñanzas preparatorias para las carreras de Medicina y  Farmacia (Universidades de Santiago y de Valladolid).
Aunque en un Decreto de 1857 correspondiente a la Ley Moyano se proponía, en las Facultades de Ciencias, compaginar las enseñanzas prácticas con las teóricas, los hechos mostraron que, en estas carreras, la enseñanza era meramente especulativa, libresca, no había experimentación en el laboratorio, no había interés la ciencia y de ello se quejaba un buen número de intelectuales: Rodríguez Carracido, Macías Picavea y tantos otros.
En 1881, cuando los liberales llegaron al poder, parecía que las cosas iban a cambiar ya que en una circular del que fuera Ministro de Fomento, José Luis Albareda, se recomendaba “que se favorezca la investigación científica, sin oponer obstáculos, bajo ningún concepto al libre, entero y tranquilo desarrollo del estudios, ni fijar a la actividad del Profesor, en el ejercicio de sus elevadas funciones, otros límites que los que señala el derecho común a todos los ciudadanos”.
A pesar de las intenciones no hubo reformas importantes, sino sólo algún “detalle”, tal es el caso de la creación de la cátedra de Antropología. Sin embargo, también se tomaron determinaciones tan negativas como el traslado del Museo de Historia Natural, que dependía de la Facultad de Ciencias, desde su sede compartida con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, al peor espacio que pudiera encontrarse en la Biblioteca Nacional: habitaciones oscuras, húmedas, sin alumbrado, etc., esto es, inapropiados para albergar exposición alguna.
Son años en los que los científicos que formaban parte de la asociación científica española más importante, la Sociedad Española de Historia Natural, aprueban en 1885 una Exposición que dirigen al Ministro de Fomento con unas propuestas con el fin de reformar los estudios de Ciencias  Naturales pero… como casi siempre, los políticos se muestras ajenos a los problemas docentes, universitarios o no. Sin embargo, las circunstancias hicieron que el incremento porcentual de los alumnos de Ciencias fuera el más importante de las cinco carreras universitarias.
Si se estudia el número total de alumnos de las diferentes Facultades españolas en el periodo comprendido entre el curso 1857-58  y el 1900-01, se pasa de 7.170 alumnos a 17.230 (se multiplica por 2,4) y si nos fijamos en los alumnos de Ciencias, en el primer curso citado estudiaban en las tres licenciaturas  327 alumnos y en el último 3.316 (se multiplica por 10,1).

Distribuyendo los alumnos:
Curso Derecho Medicina Farmacia Ciencias Letras Total
1857-58    4.216    1.372       561    327    714         7.170
1900-01    5.848    5.014    1.652 3.316 1.400 17.230

En cualquier caso, en España, al finalizar el siglo, se había pasado, en poco más de 40 años, de un 4,5% de alumnos de Ciencias a un 19,2%.

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