Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

09 marzo, 2015

Los rayos X en España

Wilhelm Conrad Röntgen (1845-1923) fue un físico alemán que en enero de 1896 publicó en la revista de  la Sociedad Física y Médica de Würzwurg un artículo que le hizo famoso en todo el mundo: “Sobre una nueva clase de rayos. Comunicación preliminar”. Se trataba, en efecto, de los más que famosos, hoy día, rayos X (también denominados rayos Röntgen). 
En poco tiempo la noticia apareció en  la prensa de gran difusión y produjo un gran impacto en el mundo científico. El alemán fue galardonado en 1901 con el primer premio Nobel de Física por este descubrimiento. Se hace necesario resaltar que la cuantía del galardón fue donada a la Universidad por el premiado para favorecer la investigación.
Aunque los políticos españoles no se han interesado demasiado por la ciencia, hombres eminentes de nuestro país siempre han estado al tanto de los sucesos pioneros que en este ámbito de la cultura acontecían fuera de nuestras fronteras. Y esto sucedió con los rayos X.

En efecto, antes de cumplirse un mes de la publicación del descubrimiento, el 30 de enero de 1896, una importante revista cultural española, La ilustración española y americana, se hacía eco del nuevo tipo de radiación.  Estaba firmado por Ricardo Becerro de Bengoa (1845-1902).
Becerro de Bengoa era una personalidad polifacética y extraordinariamente interesante de la España del siglo XIX, un vitoriano Doctor en Ciencias, catedrático de Física y Química en el Instituto San Isidro de Madrid (antes lo había sido en el Instituto de Palencia), que también fue diputado a Cortes, Académico de la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, etc.

En las páginas 70 y 71 de la revista arriba citada, el catedrático escribe un artículo que titula “La luz X del Dr. Röntgen”. Del mismo transcribo los siguientes párrafos:
“«Vivir para ver», dice el viejo refrán castellano. Repitámoslo hoy, en que interesa tanto a la gente la nueva del descubrimiento de una especie de luz que no se ve, pero cuya intensidad de radiación, penetración y actividad es tal, que pasa al través de algunos cuerpos opacos, verdaderamente transparentes para ella, y que acciona como la luz ordinaria sobre las placas fotográficas, después de haberlos atravesado. A los rayos que producen esta luz  misteriosa los ha denominado rayos X su descubridor, el catedrático de la Universidad de Wurzburgo Guillermo Conrado Röntgen (léase Roenguen). El suceso ha maravillado a sabios y a aficionados, la prensa ha difundido la noticia, y las academias científicas se han ocupado con interés de este descubrimiento […]
[…] Pasan, pues, más o menos íntegra y rápidamente, el sonido, el calor y la electricidad al través de los cuerpos; pero hasta ahora, o casi hasta ahora, hasta que hace pocos años no empezaron a demostrarlo Herz y Lenard, hasta que Röntgen lo ha demostrado por completo, nadie se ha atrevido a decir, ni ninguno podía creer, que la luz pasara al través de la masa de los cuerpos, que por esta circunstancia se denominaban y se denominan opacos. […]
[…] En el tubo de Geissler ordinario, con el que Röntgen opera, no hay sustancia alguna dentro, sino el mínimo rastro de aire que aún queda después do enrarecerlo todo lo posible. Los electrodos o reóforos, que salen de una bobina Ruhmkorff, que pueda producir chispas de 6 a 8 centímetros, penetran por los respectivos extremos del tubo. En ese vacío casi perfecto las chispas producen una luz apenas visible, y sólo donde termina el electrodo negativo, en el polo denominado cátodo, luce una fluorescencia verdosa, muy viva, de la cual, según Röntgen, parten los rayos obscuros, invisibles, denominados rayos catódicos o rayos X, que son los que penetran al través de muchos cuerpos, tenidos hasta aquí por opacos, y que después impresionan las placas fotograficas. […]
[…] Estudiando Röntgen la producción de la fluorescencia, observó, al interponer la mano abierta entre el tubo de Geissler y la placa de papel, que al fluorecer o brillar ésta cuando las chispas saltaban, se producían en la placa luces y sombras especiales, que, bien miradas, no eran otra cosa que la reproducción del contorno y detalles de la palma y de los dedos de la mano, con la singularidad extraordinaria de que las partes carnosas aparecían casi transparentes, y los huesos del metacarpo, falanges, falanginas y falangetas obscuros, detallándose además muy obscuro un anillo metálico grueso, puesto en el dedo anular. Este admirable resultado se ha repetido, y fijado después por medio de las placas fotográficas. […]
[…] ¡Lástima grande quo no pueda aspirarse a estudiar, en vivo, el cerebro! Si, como parece deducirse de las fotografías de Röntgen, Oudin y Voller, los huesos son opacos para los rayos X, seguro es que, siendo de hueso la cubierta del cerebro, no hay que esperar que esos rayos la atraviesen; y, por consiguiente, nada podremos ver ni saber acerca de la vida activa de la masa cerebral, que continuará estando como hasta aquí, para los sabios y para los ignorantes, a obscuras, y siendo siempre la verdadera X de las pretensiones humanas! En el cerebro, por desgracia para las aplicaciones de este famoso descubrimiento, ocurre todo lo contrario de lo de la caja de pino que encierra la brújula, y que ha sido fotografiada: lo opaco está fuera y lo transparente dentro. Parece que Dios ha puesto en la frente del hombre, para desesperación de los filósofos y de los fisiólogos antes, y de los físicos ahora, esta advertencia: ¡No se permite la entrada!
[…] El asunto en cuestión es tan interesante, tan trascendental en el estudio de la física y de sus aplicaciones, que conviene no perderlo de vista”.

3 comentarios:

  1. Excelentísimo y eminentísimo historiador científico Paco, ¿ha tenido su eminencia el placer de leer el libreto de Eduardo Lozano sobre los rayos X? Al ser paisano mío, tuve ocasión. Un saludo y feliz año.

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  2. Excelentísimo y eminentísimo historiador científico Paco, ¿ha tenido su eminencia el placer de leer el libreto de Eduardo Lozano sobre los rayos X? Al ser paisano mío, tuve ocasión. Un saludo y feliz año.

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  3. No sé quién eres pero de Lozano Leyva sólo he leído su biografía de Mónico Sánchez

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