El científico británico Alexander
Fleming (1881-1955) vino a España en el año 1948 y tuvo un reconocimiento mucho
más importante del que 25 años antes había tenido Einstein, y del que ya hemos
dado noticia en este blog.
El escocés, que también había
descubierto en 1922 la enzima lisozima,
era famoso en todo el mundo por la penicilina
que, descubierta en 1928, no tuvo el reconocimiento del mundo
científico. Sus efectos bactericidas fueron comprobados en la Segunda Guerra
Mundial y muy especialmente en 1944, cuando se trató con este antibiótico a los
heridos graves de la batalla de Normandía. El caso es que, a partir de la
contienda, recibió numerosas consideraciones nacionales e internacionales: miembro
de la Royal Society (1942), título de sir
(1944) y premio Nobel de Fisiología o Medicina (1945) compartido con Howard
Walter Florey y Ernst Boris Chain.
El 26 de mayo de 1948 Fleming y su
esposa Sarah llegaron al aeropuerto de Barcelona invitados por el entonces
director del Hospital Municipal de Infecciosos de Barcelona, Luis Trías de Bes,
y fueron alojados en el Hotel Ritz. El día siguiente empezó un discurrir
interminable de visitas culturales de toda índole, científicas, artísticas y
académicas y los consabidos agasajos gastronómicos.
Fleming es portada de la Vanguardia |
El científico visitó la catedral, viajó
a Montserrat, realizó una excursión a Sitges e incluso (el domingo 30 por la
tarde) primero asistió a un partido amistoso de futbol entre las selecciones de
España e Irlanda y después a una corrida de toros. También impartió diversas
conferencias de naturaleza científica o de otra índole: “Algunos problemas de
las heridas sépticas”, “La lisozima”, “El empleo de la penicilina”, “Historia
de la penicilina” y una sobre “El éxito”. Escuchó Elías, el oratorio de Félix Mendelssohn, en el Palacio de la Música,
asistió a una fiesta folclórica que le organizó el Ayuntamiento barcelonés en
el recinto del Pueblo Español y que terminó con una cena de gala en el Salón de
las Crónicas del Ayuntamiento.
Imágenes de la Vanguardia |
El día 7 los Fleming viajaron en avión,
haciendo escala en Madrid, con destino Sevilla, en compañía de Trías de Bes y
su esposa. La recepción en la ciudad del Guadalquivir no fue menor que en
Barcelona. El día siguiente estuvo en Córdoba y visitó la Mezquita, la
Exposición de arte taurino y el Museo Romero de Torres. El día 10 marchó a
Jerez de la Frontera y después, al contar su visita a una de las bodegas de la
ciudad gaditana dijo: “Vi botas con nombres sobre ellas: Nelson, Wellington,
Pitt y otros. Tuve que subir a una escalera y escribir mi nombre con tiza sobre
un barril. En Escocia me enseñaron a escribir con claridad y me imagino que no
hay en esa bodega nombre mejor escrito que el mío”.
El 11 de junio, Alexander y Sarah
Fleming llegaron al aeropuerto de Barajas acompañados por Trías de Bes y su
esposa. Esa misma tarde visitó el laboratorio del Jardín Botánico en el que
trabajaban los profesores Florencio Bustinza y Arturo Caballero, que por
entonces estaban estudiando las propiedades del ácido úsnico y de sus derivados.
Después fue al Hospital Anglo-Americano y a impartir una conferencia en el
Instituto Británico. En el Club Puerta de Hierro le fue ofrecida una cena por
el Duque de Alba, que había sido embajador de España en Gran Bretaña, y la
jornada finalizó con un baile organizado por el Hospital Anglo-Americano con el
fin de recaudar fondos con fines
humanitarios.
El acto más importante de la estancia de
Fleming en España se iba a producir el día 12, en el Paraninfo de la
Universidad Central, en la calle de San Bernardo: el nombramiento de doctor honoris causa en Ciencias Naturales por
la Universidad de Madrid. La iniciativa de tal honor fue promovida por el
catedrático de Fisiología Vegetal Florencio Bustinza. Por la tarde visitó el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas y pronunció una conferencia
sobre “Cómo debe emplearse la penicilina”. Finalmente asistió a un banquete que,
en el Hotel Palace, le ofreció el Presidente de la Diputación Provincial de
Madrid.
El día siguiente fue al Museo del Prado
a primera hora dela mañana y después a Toledo: iglesia de Santo Tomé y la
catedral, en la que actuó como guía a Gregorio Marañón, que le agasajó con un
almuerzo en su cigarral “Los Dolores”. Por último, visita al Palacio de la
Duquesa de Lerma en el Hospital de Tavera.
De vuelta a Madrid Fleming asistió a una
función de ballet que en su honor se le dio en los Jardines del Parque del
Retiro. El día siguiente, lunes 14, marchó hacia Londres desde el aeropuerto de
Barajas, después de veinte días de estancia en España.
En uno de sus discursos en España, el
que pronunció en el Ayuntamiento de Sevilla dijo: “Estoy acostumbrado a
recepciones por doctores y autoridades oficiales, pero hasta que vine a España
nunca había recibido los aplausos de la multitud como si fuera un conquistador
con éxito...”
Gracias por su trabjo. Encontrar información correcta y contrastada es una alegría. Muchas gracias de nuevo.
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