El XIV Congreso Geológico Internacional se celebró en España en 1926. Ya antes, los científicos españoles habían intentado traerse a nuestro país este acontecimiento cultural; fue en los años 1910 (Suecia), 1913 (Canadá) y 1922 (Bélgica).
Nunca la Geología recibió tanto apoyo oficial en España como en las fechas inmediatamente anteriores y posteriores al XIV Congreso y además, España no era un lugar de congresos científicos internacionales. En efecto, era el segundo que se celebraba en nuestro territorio; y es que España sólo había albergado el XIII de Medicina en 1903. Además, antes de la Guerra Civil sólo se celebrarían otros dos: en 1934 el IX de Química y el año siguiente el de Entomología.
Por entonces, la Geología como disciplina científica tenía el interés de algunos ingenieros de minas y de unos pocos licenciados en Ciencias Naturales; los primeros estaban en el Instituto Geológico de España, los segundos solían trabajar en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
El Congreso, organizado y preparado concienzudamente durante cuatro años, fue presidido por César Rubio (1858-1931), un ingeniero de minas que hablaba varios idiomas y que era miembro de la Geological Society of London; actuó como secretario Enrique Dupuy de Lôme y Vidiella (1885-1965); ambos eran miembros del Instituto Geológico de España.
La apertura del Congreso se produjo el 24 mayo, a las once de la mañana, en un acto presidido por el rey Alfonso XIII y que también contó con la presencia del general Primo de Rivera y miembros del Gobierno, amén de los congresistas. El salón del Congreso, fue decorado con tapices que fueron cedidos para la ocasión por la Casa Real, el Senado, el Congreso de los Diputados, el Ministerio de la Gobernación y el Palacio de los Duques de Parcento.
Las sesiones del Congreso se celebraron en Madrid, del 23 al 31 de mayo de 1926, en el edificio creado específicamente para este acontecimiento y ubicado en la calle de Ríos Rosas. En las mismas se utilizaron cinco lenguas oficiales: español, inglés, francés, alemán e italiano. Tras el Congreso, las Comptes Rendus del mismo se editaron en cuatro tomos (1927 y 1928) y las Actas aparecieron en francés en 1930. Hay que hacer notar que los científicos españoles firmaron 24 comunicaciones, sólo superadas por las que aportaron los geólogos franceses y alemanes, lo que supuso un acontecimiento sobresaliente si se compara con los trabajos de nuestros científicos en otros congresos internacionales.
Tuvieron una participación destacada en el Congreso lo más significativo de la ciencia geológica que se realizaba en España: Agustín Marín y Bertrán de Lis (1874-1943), Juan Gavala (1885-1977), Francisco Javier Miláns del Bosch (1887-1961), Primitivo Hernández Sampelayo (1880-1958), Enrique Rubio (1889-?) Eduardo Hernández-Pacheco (1872-1965), Antonio Carbonell (1885-1947), Pedro Novo (1884-1952), Juan Carandell (1893-1937), Joaquín Gómez de Llarena (1891-1979), José Royo y Gómez (1895-1961), Lucas Fernández Navarro (1869-1930), Hugo Obermaier (1877-1946) Francisco Hernández Pacheco (1899-1976)¸ Manuel Ruiz-Falcó (1877-1935), Eugenio Cueto (1874-1948), Ignacio Patac (1875-1967), Marià Faura y Sans (1883-1941), Maximino San Miguel de la Cámara (1887-1961), José Ramón Bataller (1890-1962), Agustín Marín, Jaime Marcet Riba (1894-1930), Bartolomé Darder y Pericás (1894-1944), Manuel de Cincúnegui (1890-1936), etc.
Se organizaron 16 excursiones científicas y además el Instituto Geológico de España confeccionó unas guías en diversos idiomas, unas guías turísticas y dos geológicas de líneas férreas.
Durante el Congreso se trató sobre Geología Económica, Geología del Mundo, Paleontología, Tectónica y Volcanología, Geofísica Teórica y Aplicada y otros asuntos más dispersos
A todo lo anterior hay que añadir las excursiones científicas realizadas, de uno o varios días de duración. Unas fueron precongresuales (Estrecho de Gibraltar, Norte de Marruecos y Marruecos Español; Ronda, etc.), otras se llevaron a cabo durante el Congreso (Almadén, Guadarrama, etc.) y, finalmente, otras se realizaron después del mismo (yacimientos y minas de Bilbao, cuenca potásica de Cataluña y Pirineos, etc.)
De todos los congresos celebrados hasta entonces fue el que tuvo el mayor número de participantes (722), una cifra que se acercaba al 10% de los geólogos existentes en el mundo, pero donde se presentaron pocas comunicaciones (promediando una por cada 5,7 asistentes).
En cualquier caso, el Congreso fue un éxito y las ciencias, entonces y ahora, se merecen congregar a sus mejores hombres para que la sociedad alejada de estos ámbitos contemple algunas de las cosas que hacen los científicos.
La fotografía corresponde a la Inauguración del Congreso (foto tomada de El edificio del Intituto Geologico y Minero de España, obra de Pilar Rivas y col.)
La fotografía corresponde a la Inauguración del Congreso (foto tomada de El edificio del Intituto Geologico y Minero de España, obra de Pilar Rivas y col.)
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