Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

18 junio, 2022

El cardenal matemático

 Juan Martínez Silíceo (1477-1557) nació en Villagarcía de la Torre (Bajadoz) en el seno de una familia muy pobre y cambió su segundo apellido, Guijarro, por el de Silíceo, de acuerdo con una costumbre muy corriente entre los intelectuales de la época. Sin embargo, parece que la modificación la hizo mientras educaba al joven Felipe II, para evitar que se dijera que un “guijarro” era preceptor del Príncipe de Asturias.Este educador regio realizó algunos estudios en Valencia, pero fue en la capital francesa donde completó su formación intelectual. En París ejerció como docente de filosofía. Fue catedrático de Lógica nominalista primero y de Filosofía después en la Universidad de Salamanca, también fue canónigo magistral de Coria, obispo de Cartagena, arzobispo de Toledo y cardenal: el cardenal Silíceo. Por  todo esto es muy conocido. 
Juan Martínez Silíceo fue también matemático y de cierta importancia, y por esto suele ser ignorado. Veamos.
Los matemáticos españoles del siglo XVI se dividen en tres grupos que van apareciendo en la escena científica española de manera sucesiva: la primera mitad del siglo es ocupada por los estudios aritméticos, después por los algebristas y al finalizar la centuria aparecen los estudios sobre geometría. En el primer grupo, los aritméticos, se encuentra Silíceo y figuras como Pedro Sánchez Ciruelo (ca. 1470-1548), Gaspar Lax (1487-1560), Tomás Durán (ca. 1475-1545) y otros.
Silíceo fue profesor de Matemáticas en la Universidad de París, bien es cierto que en una época en la que los centros de alto nivel matemático se encontraban en Alemania e Italia y no en la ciudad francesa. Publica en París, en 1513, en latín, una obra de aritmética, Liber Arithmetica practice Astrologicis, Phisicis et Calculatoribus admodum utilis, que en poco tiempo alcanza cuatro ediciones en esta ciudad: además de la referida, las de 1514, 1518 y la última de 1526; de la obra también hay una edición valenciana que data de 1544; finalmente, el cardenal primado de las Españas fue el primero en editar en nuestro país una obra de Roger Swineshead, un texto de aritmética y astronomía del famoso profesor del siglo XIV de la Universidad de Oxford: el Liber calculationum, que apareció en Salamanca en 1520.

El Real Colegio de Doncellas Nobles de Toledo fue fundado por el cardenal Silíceo en 1551 para atender a jóvenes pobres de la archidiócesis de Toledo y darles una formación humanista y cristiana. Aquí quiso ser enterrado el cardenal,
  porque así estaría  “cerca de las colegialas”,  y aquí siempre ha estado en un féretro muy pobre. Éste fue sustituido por un hermoso sepulcro que es una obra de 1890 del escultor Ricardo Bellver y Ramón, que también fue autor del famoso Ángel caído que se encuentra el madrileño Parque del Retiro.

Bajo su influencia, el capítulo de la catedral de Toledo estableció un estatuto que velaría por la limpieza de sangre: ser “cristiano viejo” iba a ser una de las condiciones imprescindibles para acceder a determinadas dignidades. Además, el estatuto promovido por el cardenal extremeño fue modelo de otros muchos de la misma condición. Por este estatuto de limpieza de sangre también es muy conocido.


 
 

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