Antonio Hugo de Omerique (1634 – ?, 1698) fue un matemático gaditano nacido en Sanlúcar de Barrameda. Adquirió una importante formación matemática en los Colegios de la Compañía de Jesús. Y es que, como numerosos matemáticos de su época, estudiaron en los centros de jesuitas muchos de los más importantes matemáticos del siglo XVII; por ejemplo, René Descartes (1596-1650), que estudió en el Collège Henri IV de La Flèche.
Así, Omerique se formó en el
Colegio jesuita gaditano, estuvo relacionado con José Bonet Campodarve,
contador de la Casa de Contratación de Cádiz, y con los jesuitas José de Cañas,
profesor del Colegio de Sevilla, y con Jacobo Kresa, docente en el Colegio
Imperial de Madrid.Jacobo Kresa
Antonio Hugo de Omerique se casó dos
veces, la primera con Ana Caro o Carro; la segunda vez con Magdalena de
Lasarraga y Eguizavar, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos.
Uno de
los más importantes matemáticos y cosmógrafos de su época, el jesuita checo Jakub
(o Jacobo) Kresa (1648-1715), publicó en castellano, en 1689, los Elementos geometricos de Euclides: los seis
primeros libros de los planos y los onzeno y dozeno de los solidos: con algunos
selectos theoremas de Archimides. Pues bien, en esta obra incluyó sus
anotaciones y dos problemas creados y resueltos por el gaditano y un elogio en
el que dice que de él “espera la Geometría en este siglo de cultísimos ingenios
su mayor pulimento, con el cual tiene resueltos los más difíciles problemas,
que han ejercitado los ingenios de los pasados Geómetras, cuyos trabajos verán
muy presto la pública luz”.
Omerique
participó como contador de Cuentas y Particiones de la Real Hacienda, en Cádiz,
para lo que tuvo que utilizar sus conocimientos matemáticos. Además, publicó,
en 1691, un folleto que utilizaba el
conocimiento de los logaritmos para simplificar las operaciones comerciales: Comercio de las barras de plata, tablas
artificiales para ajustar breve, fácil, y puntualmente el valor de una barra,
conforme los estilos de España, y de las Indias.
Sin duda, la obra más importante de Omerique es su Analysis geometrica sive nova et vera methodus resolvendi tam problemata geometrica quam aritmeticas quaestiones, Pars Prima: de plani, (Análisis geométrico o método de resolución de problemas nuevos y verdaderos, así como de cuestiones aritméticas), impresa en Cádiz en 1698. La obra lleva una “censura” o aprobación de Jacobo Kresa y dos “juicios” de José de Cañas y Carlos Powell, profesores de Matemáticas del colegio jesuítico de Cádiz.
En el Analysis geometrica hay referencias a importantes matemáticos
europeos que indican los conocimientos del de Sanlúcar. Así, aparecen el
matemático holandés Frans van Schooten
(1615-1660), famoso por su traducción al latín (1649) de La Géométrie de Descartes; el jesuita alemán Christophorus Clavius
(1538-1612), matemático, astrónomo y autor de textos que se estudiaron en todas
las universidades de su tiempo; el matemático francés François Viète (1540-1603),
uno de los precursores del álgebra; el astrónomo y matemático alemán Erasmus
Reinhold (1511-1553) uno de los astrónomos más importantes de su siglo; los jesuitas
y matemáticos belgas André Tacquet (1612-1660) y Grégoire de Saint-Vincent
(1584-1667); el gran matemático francés René Descartes, y a jesuitas españoles
como el valenciano Bernardo José Zaragoza (1627-1679), el gaditano José de Cañas
(1646-1735), etc.
De este texto apareció una reseña, en
1699 y sin firma, en las Philosophical
Transactions of the Royal Society, la revista científica más antigua del
mundo.
Es conocido que Isaac Newton (1642-1727) escribió una carta,
en 1699, a un destinatario desconocido en
la que se leía lo siguiente:
“He examinado el Analysis Geometrica de Omerique y lo considero como una obra juiciosa y de valor que responde a su título, porque expone el medio de restaurar el Análisis de los antiguos, que es más sencillo y más ingenioso y más a propósito para un geómetra que el Álgebra de los modernos. Así, su método le conduce más fácil y directamente a la resolución de los problemas. Generalmente llega a resoluciones más sencillas y elegantes que aquellas otras obtenidas al aplicar los conocimientos del Álgebra”.
Así que no hay que ser muy perspicaz para concluir que si el genial científico británico, que tenía la obra de Omerique en su biblioteca, la consideraba “juiciosa”, algo bueno debía tener el texto del andaluz.
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