Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

27 diciembre, 2013

Juan Dantín

Juan Dantín Cereceda fue uno de los geógrafos españoles más importantes del siglo XX.  Este madrileño nació en 1881, cursó los estudios medios en el Instituto Cardenal Cisneros de la capital y en la Universidad Central se licenció en Ciencias Naturales en 1904. Su perfil académico se completó en 1912 cuando defendió su doctorado con una tesis que versaba sobre la constitución e interpretación del relieve de la península Ibérica y que fue dirigida por Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965), a la sazón catedrático de Geología de la Universidad Central.

La tesis doctoral de Dantín fue una versión reducida de una de sus publicaciones científicas más importantes: Resumen fisiográfico de la Península Ibérica, que apareció en 1912 y que era una síntesis geológica y geográfica de nuestra Península y, para algunos, la mejor obra científica de su autor; fue reeditada en 1948.

Una parte de su actividad intelectual estuvo orientada hacia la enseñanza. Así, logró la cátedra de Agricultura y Técnica Agrícola e Industrial en el Instituto de Baeza en el año 1909, en 1910 pasó al de Albacete, en el 12 al de Guadalajara y en 1919 al Instituto Escuela, centro éste dependiente de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE). En 1922, con una nueva oposición, obtuvo la misma cátedra del madrileño Instituto de San Isidro.

Siendo catedrático en el Instituto de Guadalajara Dantín consiguió una beca de la JAE, después de varios intentos en los que había fracasado y en los que queda patente la modificación en la orientación científica del madrileño. En efecto, la pensión que pidió en 1909 era para estudiar biología marina, la de 1910 para temas agrícolas, las de 1911 era para asuntos geológicos y petrográficos y la de 1913 para investigaciones geomorfológicas y geológicas. En este cambio de orientación tuvo mucho que ver su maestro en el Museo de Ciencias Naturales, Hernández Pacheco.
A Dantín le fue concedida una beca de nueve meses para estudiar “Geografía física y Geología” en Francia y Alemania, aunque no pudo ir a este último país debido a la situación en la que se encontraba Europa. Antes de marchar al extranjero fue comisionado por la Real Sociedad Española de Historia Natural para participar en la expedición, de dos meses de duración, enviada a la zona española de Marruecos. Asistiría en calidad de tesorero y encargado, además, de la toma de datos meteorológicos y de los estudios botánico y agrícola de las comarcas visitadas. Sobre la expedición publicó tres libros que versaban sobre las misiones que se le encomendaron.
Desde mediados de los años veinte colaboró en el Centro de Estudios Históricos en la Sección de Filología que dirigía Ramón Menéndez Pidal y en la década siguiente participó en actividades de otra Sección, la de Estudios Hispanoamericanos, en la que mandaba Américo Castro y en la que realizó trabajos de cartografía sobre el descubrimiento del continente americano.
Después de la Guerra Civil intervino en las actividades del Instituto Juan Sebastián Elcano, encargado de los asuntos geográficos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Fue amigo y compañero en numerosas excursiones de Pío Baroja y José Ortega y Gasset, de forma que colaboró con artículos en la Revista de Occidente que fundara este último.  También escribió en el diario El Sol durante dos años (1918 y 1919); son más de un centenar de artículos y notas bibliográficas, sobre conceptos geográficos en general, regiones españolas, nacionalidades, cartografía, geología, expediciones científicas, manuales geográficos, meteorología, etc.
Dantín considera la región natural como una unidad basada en la geología y morfología del territorio y que se encuentra influida, con intensidades diferentes, por el relieve, el clima, la flora, la fauna y el hombre. Y, estos últimos, los seres vivos, en sus interrelaciones manifiestan, más que el resto de factores, la fisionomía de la propia región natural. Incorpora a su geografía los “tipos de suelos”, distribuidos en función de las condiciones climáticas de cada región, a los que veía dinámicamente, con   un pasado, un presente y un futuro;  que se forman y modifican  perennemente.


Además de los numerosos trabajos que publicó en revistas de su especialidad, Dantín escribió, en 1916, Dry-Farming ibérico. Cultivo de las tierras de secano en las comarcas áridas de España, siendo pionero en nuestro país a la hora de explicar estas técnicas orientadas a la realización de una serie de labores en el suelo con el fin de reducir la evaporación del agua del subsuelo.

Falleció en Madrid en 1943.

No hay comentarios:

Publicar un comentario