No soy aficionado a las novelas con “base histórica” porque uno no sabe a qué atenerse: ¿será ficción del autor? ¿Acaso realidad? Sin embargo, el asunto de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna es lo suficientemente atrayente y conocido para que me acercara a él en una obra novelada. No en vano la expedición puede considerarse el más importante episodio de política sanitaria realizado por la Corona española en el siglo XIX y la primera expedición sanitaria de la historia.
El autor, Javier Moro, es un hombre de letras que ya tuvo éxitos editoriales con obras como El imperio eres tú (en 2011 obtuvo con ella el Premio Planeta). En esta novela, A flor de piel (Editorial Seix-Barral, 2015), el autor se sumerge en la vida cotidiana de algunos personajes de la famosa expedición antes citada. Y aunque no soy un experto en crítica literaria considero que es una obra que se puede leer de un tirón, lo que implica el buen hacer de su autor.
Que aparezca en este blog un comentario sobre la misma es por su relación con la historia de la ciencia y así puedo decir que, grosso modo, Javier Moro se ajusta con precisión a lo sucedido con los diferentes personajes de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, maravillosa aventura científica y sanitaria que tenía una finalidad muy clara: frenar la situación sanitaria que había generado la viruela en todos los territorios hispánicos. Es decir: había que llevar la vacuna a los territorios americanos, pero también se hacía necesario propagarla entre una población que no se mostraba siempre sumisa al hecho científico.
El naturalista y médico Francisco Xavier Balmis Berenguer (1753-1819) fue el director de esta Expedición impulsada por la corona (Carlos IV). Los personajes de la obra son fundamentalmente tres: el citado Balmis, Josep Salvany e Isabel Zendal. De los tres, el menos conocido es Isabel Sendales y Gómez, la que fue rectora de la Casa de Expósitos de La Coruña y la personalidad más sobresaliente de la novela de Moro, que no de la Expedición, y el eje sobre el que gira A flor de piel. Sobre ella y sobre la Expedición he escrito en otros artículos de este blog.
Lo cierto es que la figura de Isabel es la más desconocida y, quizá por ello, la que más se presta a la fantasía. Hay, que yo sepa, cuatro versiones noveladas de la Expedición en las que se resalta, muy por encima de lo que se encuentra en la historiografía científica, la figura de Sendales. Y esto de fantasear sobre la vida de una persona… para una novela está muy bien, pero la historia es otra cosa.
La primera novela a la que me refiero es la de Enrique Alfonso: Y llegó la vida... Fue editada por Espasa Calpe en 1950 en la famosa Colección Austral (número 964) y es una obra que, asimismo, está bien documentada.
Hay otra de 2006 de Enrique V. García que lleva por título La soledad de Balmis. Fue editada por Biblioteca Nueva y nos presenta a un Balmis que tiene un amor secreto que no es otro que Isabel (aquí llamada Cendala y Gómez).
Finalmente, hay un obra de Julia Álvarez, editada en 2007 por Alfaguara y titulada Para salvar el mundo, en la que Isabel es una mujer obsesionada con el asunto de la maternidad.
Obviamente la cuarta novela es A flor de piel y, a mi juicio, es la que se ajusta mejor, en su conjunto, a lo que fue una espléndida aventura científica.
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