Desde 2020, año en el que empezó la epidemia que padecemos, gran parte de la población española (y de otros países) ha empezado a conocer, desde un punto de vista más científico, lo que es una pandemia, que hay bacterias y virus, vacunas de ARNm, que se necesita la estadística... y se han hecho casi populares epidemiólogos, virólogos, médicos, bioquímicos, etc. y algunos majaderos que solo saben decir bobadas.
En
1887 el Ayuntamiento de Barcelona promovió una iniciativa muy importante y,
además, pionera en España: creó el Laboratorio Microbiológico Municipal, el
segundo en el mundo después del que en París dirigía Louis Pasteur (1822-1895).
Su primer director fue el más importante de los bacteriólogos españoles durante
mucho tiempo, Jaime Ferrán y Clúa (1851-1929), y en él había un servicio de vacunación
antirrábica, semejante al de Pasteur, donde se elaboraban diferentes vacunas y
se realizaban análisis microbiológicos del aire, agua y alimentos.
El
más importante de los científicos nacidos en España, Ramón y Cajal, estuvo
interesado por la microbiología y así en 1889 llegó a impartir la asignatura de
Bacteriología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza e hizo
alguna investigación sobre la vacuna contra el cólera, lo que supuso una agria
disputa con Jaime Ferrán.
En
el siglo XIX también se explicaban enseñanzas de microbiología en la asignatura
de Higiene pública y privada en la Facultad de Medicina de Barcelona y en la de
Policía Sanitaria en las escuelas de Veterinaria. En cualquier caso, hasta el
1898 no apareció el primer libro de texto español dedicado exclusivamente a esta
especialidad, separada de la anatomía patológica: los Elementos de microbiología para uso de los estudiantes de Medicina y
Veterinaria de Luis del Río.
Era
Luis del Río y Lara (1855-1939) un médico nacido en Brihuega (Guadalajara), que en su localidad de nacimiento ejerció la medicina
y más tarde, en
1892, obtuvo por oposición la cátedra de Histología normal y Anatomía patológica
de la Facultad de Medicina de Cádiz, de donde pasó a la de Zaragoza y desde 1923 ocupó, en Madrid, la cátedra de Histología de la Facultad de Medicina, que había
dejado vacante Ramón y Cajal.
En
el Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona trabajó Ramón Turró y
Darder (1854-1926).
Nacido en la población barcelonesa de Malgrat en octubre de 1871 marcha a
Barcelona para estudiar Medicina, pero desde junio de 1874 se alista como
voluntario en las milicias liberales que luchaban contra los carlistas, lo que
interrumpió sus estudios. Reanudados estos, poco después los abandona y se
matricula en la Facultad de Filosofía y Letras en la que obtiene el título en
1877.
Jaime Pi y Suñer (1851-1897), catedrático de Patología General de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, ofrece a Turró un lugar en su laboratorio. Este trabajo lo alterna con
el que realiza en el laboratorio de su propiedad, ubicado en el barrio
barcelonés de El Raval, y con el que se gana la vida gracias a su conocimiento
de las técnicas bacteriológicas.
Por
otra parte, el Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona de Jaime
Ferrán empieza a funcionar en 1887 con escasos medios económicos y humanos y
Turró colabora en ese centro, aunque su estancia en él es muy breve por varias
razones, entre las que se encuentran sus desavenencias con Ferrán y el hecho de
que Turró careciera de titulación académica. Es por esto que en 1891 marcha a
Santiago de Compostela y en dos convocatorias, junio y septiembre, obtiene el
título de veterinario.
En
1897 empieza a trabajar como jefe del Laboratorio Bacteriológico de la Academia
y Laboratorio de Ciencias Médicas de Cataluña. En este centro, en el que
permaneció ocho años, realizó investigaciones inmunológicas.
Al
reorganizarse el Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona en tres
secciones, una de vacunación, otra química y otra microbiológica, esta última
le fue encargada a Turró.
En
relación con la microbiología, pero
desde un aspecto más clínico e higiénico, destacó en los años de entre siglos
el médico José Codina, pionero en España de los estudios médicos sobre la
tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.
José
Codina Castellví (1867-1934), nacido en Reus (Tarragona), estudió Medicina y se doctoró con un
trabajo sobre la fiebre tifoidea. Trabajó en Madrid en la Beneficencia
Provincial, con destino en el Hospital General, donde ganó fama como
especialista de enfermedades respiratorias, por lo que llegó a ser profesor de
Clínica Médica de la Facultad de Medicina (1903) y director del Real
Dispensario Antituberculoso del Príncipe Alfonso.
Fue
precisamente contra esta enfermedad infecciosa contra la que Codina centró gran
parte de sus esfuerzos de forma que creó un buen plantel de especialistas
y gracias a su trabajo se realizaron
cambios significativos en la prevención de la enfermedad y en su divulgación
social. También se interesó por otras enfermedades infecciosas como las
pulmonías gripales, la viruela, el sarampión y la escarlatina.
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