Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

28 enero, 2022

A propósito de Río Hortega, Ramón y Cajal y algún bocazas

Por internet circula todo. Cosas maravillosas desde el punto de vista cultural y memeces de toda condición.  Esto no es exclusivo de la red, también sucede en las revsitas y en los libros. Lo importante es discernir quién escribe, quién transmite conocimientos, cuál es su nivel intelectual.
Es muy frecuente escuchar que una persona de reconocido prestigio en un campo del saber ha emitido una opinión que se considera, más o menos, dogmática. Y no hay matices. Parece como si, por ejemplo, ser un excelente físico le permitiera a uno sentenciar verdades sobre lo que va a suceder con el clima dentro de cinco decenios.
Todo esto viene a cuento sobre una lectura realizada en la revista Jot Down. Es una entrevista a Alberto Campo Baeza (Valladolid, 1946), arquitecto y  académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando  y que según el entrevistador (Pedro Torrijos): “...salta con fluidez de la poesía contemporánea a la escultura barroca, de la música clásica a la pintura abstracta y de la literatura del Siglo de Oro a las construcciones prehistóricas”.
También salta a otros aspectos que el entrevistador debe desconocer con la misma intensidad que el entrevistado. Y es que no hay mucha fluidez en "defender", supongo que por el origen vallisoletano, a Río Hortega. Veamos.
  
Según el arquitecto Campo, su padre “era profesor adjunto de anatomía con don Ramón López Prieto, que a su vez era un discípulo de Pío del Río Hortega, que era el maestro de Ramón y Cajal”.
Es difícil cometer tantos errores en tan pocas líneas. Es espinoso comprender cómo Ramón López Prieto pudo ser discípulo de Pío del Río Hortega por la sencilla razón de que nació en 1883 y Pío del Río Hortega el año anterior. En segundo lugar, y esto es mucho más importante, Santiago Ramón y Cajal no era discípulo de Río Hortega, sino todo lo contrario, su maestro.
Don Santiago era catedrático de Universidad desde 1882, primero en Valencia, después en Barcelona y Madrid sucesivamente. Y 1882 es precisamente el año en el que nació el gran histólogo de Valladolid, que finalizó sus estudios universitarios en 1905, un año antes de que el más grande de los científicos españoles recibiera el Premio Nobel. 
Pero todavía hay más: cuando Río Hortega consigue el título de doctor, en 1912, el prestigio del científico aragonés es tan grande que el vallisoletano marcha a Madrid para investigar con Nicolás Achúcarro, y otros,  en el Laboratorio de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE).
La JAE, cuyo presidente era... Cajal, concede a Pío del Río Hortega una beca para realizar investigaciones durante varios años en Berlín, Londres y París. Cuando don Pío regresa a España es nombrado,  a propuesta de... Cajal, director del laboratorio de Histología Normal y Patológica en 1919.
Campo tiene tan claro lo que dice, que lo repite con un énfasis especial, al que añade algunas tonterías de nueva creación:
España es muy puñetera y los españoles son muy puñeteros. Santiago Ramón y Cajal era discípulo de don Pío del Río Hortega, que como estaba ya muy mayor, fue el propio Ramón y Cajal quien continuó su investigación. Pues a Santiago le dan el Premio Nobel, y a los dos o tres años, la comisión del Nobel quiere dárselo a Pío del Río Hortega. ¿Quién se opone? ¿Quién lo impide? Ramón y Cajal. Hombre, eso no se hace. Eso traduce muy bien el espíritu de lo que es España. Cuando voy fuera procuro ayudar a los españoles, porque procuro hablar bien de los arquitectos españoles.”
¡Tanta sandez cabrea, sr. académico!
Río Hortega en el
Museo de la  Ciencia
de Valladolid
Así que don Pío estaba muy mayor (tiene la “provecta” edad de 24 años y a esa edad no lo conocía nadie en el mundo científico) cuando a don Santiago le dan el premio Nobel (con 54 años).  Río Hortega fue nominado al Nobel, en vida de Cajal, en 1924 y 1929, respectivamente 18 y 23 años más tarde de que le dieran el premio a Cajal (no a los “dos o tres años”) y no conozco ningún dato que avale la oposición al galardón de parte de Ramón y Cajal, un hombre, entonces, con más de 70 años. Río Hortega también fue nominado en 1937, en plena Guerra Civil, cuando don Santiago había fallecido en 1934; así que como no fuera su “espíritu” difícilmente pudo oponerse a la concesión de un galardón que, muy probablemente, merecía.
Como colofón, quiero apuntar que de los comentarios a la entrevista sólo uno, el del profesor José Enrique Campillo, ha detectado las barbaridades de este miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que de Cajal y de Hortega  debió decir "ni pío". Es una pena, pero esto demuestra el nivel de conocimiento de los lectores en relación con uno de los más importantes científicos españoles, Río Hortega, y uno de los más destacados de la neurociencia a lo largo de la historia, Ramón y Cajal.

 

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