Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

09 diciembre, 2011

Juan Téllez y Vicén, impulsor de la Veterinaria española

Cabeza de Buey, en la actual provincia de Badajoz, vio nacer en 1830 a Juan Téllez y Vicén uno de los impulsores de la veterinaria española.
En 1835 se crea en España la Facultad de Veterinaria; sin embargo, y como suele ocurrir en casos semejantes, la tradición ejerce su poderosa influencia de manera que “los primeros estudiantes, hijos de los albéitares, ingresaron en la Escuela teniendo nociones del “arte de herrar”, y a todos les exigía la Ordenanza de 1800 la “robustez que se requiere para los ejercicios de fragua y herrado”, a cuyas prácticas se les concedió siempre mucha importancia en los primeros planes de enseñanza” (Sanz Egaña) .


Así las cosas, cuando no se han cumplido veinte años de la creación de los citados estudios, surge la disputa entre los partidarios de mantener el herrado como parte fundamental de los conocimientos característicos del veterinario y los partidarios de suprimir esta práctica ancestral, o lo que es igual, entre los que consideran la medicina veterinaria como una disciplina científica y aquellos que la valoran como oficio. Y así, el entonces muy joven extremeño, estudiante de la Facultad de Veterinaria de Madrid, junto con su compañero Leoncio F. Gallego y Pérez y con Miguel Viñas y Martí crean la revista El Eco de la Veterinaria, desde donde se impulsa la idea de separar el herrado de los aspectos científicos de esta ciencia. El día 16 de enero de 1853 comienza a publicarse pero llena de retórica grandilocuente y vacía de contenido científico deja de editarse, con esa cabecera, el 20 de julio de ese mismo año; pasa a denominarse La Veterinaria Española y se subtitula “Revista profesional y científica”.
Años después, teniendo un prestigio profesional consolidado, Téllez convoca una reunión de veterinarios con objeto de crear una Academia. En 1878, Téllez y Santiago de la Riva, a la sazón catedráticos de la Escuela madrileña de Veterinaria, fundan la Unión Veterinaria, Sociedad Científico-Profesional, de la que el extremeño es su presidente hasta que dimite en julio de 1883. La Unión tiene como objetivos “abrir concursos de Memorias científicas, alternando con discusiones profesionales y científicas entre las tareas académicas”. La Unión Veterinaria desaparece en 1889.
A mediados del siglo XIX se crea el Consejo de Sanidad, que en sus estatutos requiere que uno de sus vocales sea un catedrático del Colegio de Veterinaria. El consejero fue siempre un importante profesional: Ramón Llorente, Santiago de la Villa, etc. Pues bien, desde 1879 y hasta su muerte, este cargo fue ocupado por Téllez.
Poco después, vemos de nuevo a Téllez presidiendo otra corporación de profesionales de la veterinaria: en agosto de 1884 es nombrado presidente de la recién creada Liga Nacional de los Veterinarios Españoles, asociación en la que se funden gran parte de las academias dispersas por el territorio nacional.
En 1878 los veterinarios franceses habían celebrado un gran congreso en París y, quizá, estimulado por la actividad de nuestros vecinos, Téllez puso manos a la obra en la organización de un congreso semejante a celebrar en nuestro país. Con este fin, apoyado en su enorme prestigio, realiza durante los años 81 y 82 visitas a sus colegas de Navarra, León y Palencia a los que plantea sus intenciones. En noviembre de 1882, se constituye la Junta organizadora del Congreso y éste se celebra en Madrid en noviembre del año siguiente con la asistencia de unos doscientos veterinarios de toda España. Los acuerdos del Congreso se refieren a la mejora de la enseñanza profesional y a la creación de la Liga Nacional, corporación a la que nos hemos referido en el párrafo precedente.
A mediados del siglo XIX la zootecnia entra a formar parte de los planes de estudios de algunas de las Escuelas de Veterinaria y en 1871 su estudio es obligatorio en todos los centros de formación de veterinarios. Podemos considerar a Juan Téllez como uno de los impulsores en España de estos conocimientos: la lección inaugural del curso 1862-63 en la Escuela de León, la publicación sobre la mejora del ganado vacuno leonés y la  traducción de la obra zooténica de Weckherlin son excelentes ejemplos de la labor realizada por el extremeño en este sentido.
Téllez falleció en Madrid en 1885.

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