Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

27 julio, 2018

1934, España sede del IX Congreso Mundial de Química

Los congresos científicos, internacionales, nacionales o regionales, son unas reuniones que se realizan periódicamente con el fin de que los científicos realicen una puesta en común de los diferentes conocimientos de una disciplina. Generalmente asisten a ellos personalidades eminentes de la materia científica en cuestión, hay actividades ajenas a los contenidos del Congreso, se destaca la labor de algunos de los asistentes, etc. En cualquier caso, las ciencias merecen congregar a sus mejores hombres para que la sociedad alejada de estos ámbitos contemple algunas de las cosas que ellos hacen.

Hasta 1926 España no fue un lugar de congresos científicos internacionales; sólo había albergado uno, el XIII de Medicina en 1903, pero en el discurrir de diez años, entre 1926 y 1935, acogió tres congresos científicos internacionales de tres disciplinas: la Geología, la Química y la Entomología. 
El XIV Congreso Geológico Internacional se celebró en España en 1926 y de él ya hemos escrito en otra entrada (1). 
La International Association of Chemical Societies (IACS) era una organización que se reunía congresalmente cada dos o tres años desde 1894 y en 1912 tuvo lugar la última reunión antes de la Primera Guerra Mundial.  La IACS dio lugar en 1919 a la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC), pero los numerosos problemas entre los diferentes países miembros interrumpieron las reuniones científicas de manera que sólo había asambleas generales que tenían una periodicidad anual. Así que no fue hasta 1934 que no se reanudó la actividad congresual y fue la capital de España la ciudad elegida para la celebración del IX Congreso Mundial de Química.
Edificio del Cine Capitol
El Congreso tuvo una reunión preparatoria que, desde el 9 al 20 de agosto de 1933, se celebró en la Universidad Internacional Ménendez Pelayo de Santander. A la misma asistieron los científicos españoles Ángel del Campo, Obdulio Fernández, Antonio Madinaveitia y Enrique Moles y tres extranjeros de la talla de Fritz Haber (1868-1934),  químico alemán que en 1918 había recibido el Premio Nobel de Química por sus trabajos sobre la síntesis del amoniaco; Richard Willstätter (1872-1942), que en 1915 recibió el Premio Nobel de Química por sus investigaciones sobre los pigmentos vegetales, la clorofila especialmente; y Hans von Euler-Chelpin (1873-1964), bioquímico sueco de origen alemán galardonado en 1929 con el premio Nobel de Química por sus investigaciones en el campo de la fermentación de los azúcares mediante enzimas.

En esta reunión previa se acordó organizar el Congreso en 7 apartados:  Química Teórica y Química Física; Química Inorgánica; Química Orgánica; Química Biológica;  Química Analítica; Química Agrícola; e Historia y Enseñanza de la Química / Economía y Legislación.

El Congreso tuvo lugar entre el 5 y el 11 de abril de 1934 con   la participación de más de 1.200 científicos de diversos países, de los que alrededor de la mitad eran españoles. Los principales valedores de esta reunión científica fueron Enrique Moles, que actuó de secretario, y José Giral, aunque el presidente de la misma fue Obdulio Fernández (1883-1982).
Las sesiones tuvieron lugar en los locales del el Instituto Nacional de Física y Química, la Residencia de Estudiantes, la Escuela de Ingenieros Industriales y la de Ingenieros de Minas. La inauguración del Congreso, en un cine de la ciudad en la calle Gran Vía, el Capitol, fue el 5 de abril y en la cabecera del acto estaba el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora.
El diario ABC informaba de que “El salón estaba totalmente ocupado por distinguido público, en el que predominaban las señoras”.
Además de las conferencias que impartieron prestigiosos científicos, se presentaron casi 300 trabajos, que más tarde fueron publicados, entre los que destacaron, por su número, los de los bloques de Química Física, Química Biológica y Química Orgánica que representaron casi el 60% de las comunicaciones. Por su parte los químicos españoles presentaron el 32% del total de los trabajos.
Con motivo del Congreso, la Universidad Central otorgó doctorados honoris causa, por las facultades de Ciencias, al francés Henry Le Châtelier (1850-1936) creador del principio de los equilibrios químicos que lleva su nombre; al profesor inglés Henry Armstrong (1848-1937), que había realizado estudios sobre los derivados de naftaleno;  al fisicoquímico estadounidense Gilbert Lewis (1875-1946) creador de las famosas Estructuras de Lewis; al químico alemán de origen ruso Paul Walden (1863-1957) que realizó investigaciones en estereoquímica; y al químico italiano Nicola Parravano (1883-1938) que en este Congreso fue nombrado presidente de la IUPAC. Asimismo recibieron la misma distinción, por la Facultad de Farmacia, el suizo Paul Karrer (1889-1971), que en 1937 con el Premio Nobel de Química por sus investigaciones sobre vitaminas; el inglés Robert Robinson (1886-1975), que recibió en 1947 el mismo galardón por sus investigaciones sobre los alcaloides; y el francés Ernest Fourneau (1872-1949) considerado el padre de la quimioterapia en su país.
Asimismo, durante el Congreso hubo una función de gala en el Teatro Español, una recepción en el Palacio Nacional y excursiones a lugares de interés en las cercanías de Madrid: Toledo, Segovia y El Escorial.

1 comentario: