Este año se han cumplido 500 años de la llegada a Sevilla de un viaje muy especial, trascendental, que partiendo de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519, con cinco navíos, marcó rumbo hacia el Oeste buscando la Islas Molucas. Tres años de descubrimientos e incidencias que concluyeron el 6 de septiembre de 1522, cuando llega al Guadalquivir una sola nave, la Victoria. Los responsables de la gesta: Fernando de Magallanes (1480-1521), fallecido en la expedición; y Juan Sebastián Elcano (1486-1526).
Una hazaña española extraordinaria que necesariamente había de ser narrada en todo el mundo culto, porque comprendía aspectos científicos y culturales, técnicos, económicos, sociales, etc. Este viaje creó una nueva imagen global del mundo, lo que supuso una gran tarea a científica que fue, a todas luces, muy moderna.
Por eso, este hecho fue muy divulgado.
Pongamos varios ejemplos.
Diego Ribero, el cartógrafo portugués afincado en Sevilla, que perteneció a la Casa de Contratación hasta su fallecimiento en 1533, confeccionó en 1529 unas cartas que recogían los descubrimientos por el sur del continente americano y el estrecho de Magallanes.
Por su parte, un español tan
polifacético (matemático, geógrafo, cartógrafo, astrónomo, historiador...) como
Pedro de Medina, (ca.1493-1567)
escribió en su Libro de las grandezas y
cosas memorables de España, obra de 1549: “Así habemos visto en nuestros
tiempos que por la navegación de los españoles ha sido dada vuelta a todo el
universo en tal manera que saliendo de España y guiando contra poniente y
guiando en derredor el mundo han vuelto a ella por el levante. Cosa es esta tan
grande que después que Dios crió el mundo nunca tal se hizo ni pensó”.
Finalmente, al gran cartógrafo genovés
Bautista Agnese (1500-1564) le gustaba añadir los nuevos descubrimientos
geográficos a sus mapas y así lo hizo con el viaje de Magallanes. Es un mapa con colores verde y
amarillo para los continentes y blanco para los océanos (con excepción del Mar
Rojo y el Golfo de California que están señalados en rojo).
El Descubrimiento supuso la demostración
de la esfericidad de la Tierra, con unas
antípodas secas y habitadas, con tierras
emergidas al sur del ecuador, con habitantes que no se “caían”.
El historiador de la ciencia David Wootton,
en La invención de la ciencia (2017,)
indica que “La victoria de la teoría del globo terráqueo después del
descubrimiento de América es el primer gran triunfo de la experiencia sobre la
deducción filosófica, y con ello el inicio de una revolución”. Por su parte, en
1989, el filósofo Gustavo Bueno escribió: “mientras que la circunvalación de El
Cano fue una circunvalación física, en virtud de la cual, la esfera de
Eratóstenes llegó a ser pisada realmente y fue la primera vez en la Historia de
la humanidad en que una teoría científica muy abstracta y de gran alcance
práctico, pudo ser demostrada efectivamente, la primera vez en que los hombres
podían comenzar a pensar que las teorías científicas eran algo más que
especulaciones, puesto que tenían que ver con la ‘armadura’ misma de la
realidad empírica y práctica”.
Varias veces se ha señalado, quizá para apuntalar facetas de la versión negrolegendaria, que el primer viaje de circunnavegación fue realizado por unos marinos con escasos saberes de ciencia y de tecnología, aserto bastante estúpido porque no se trataba de cruzar una tranquila charca. Veamos.
Grabado de Casa de Contratación de Sevilla |
En 1503 se había creado en Sevilla una institución de ciencias aplicadas: la Casa de Contratación, que desde un punto de vista científico-técnico impartía enseñanzas de náutica. Estas, desde 1508 recaían en una persona con una profesión científica de alta calificación: el Piloto Mayor. El primero fue el cosmógrafo florentino Américo Vespucio (después naturalizado castellano), elegido entre el cartógrafo Juan de la Cosa y los navegantes Vicente Yáñez Pinzón y Juan Díaz Solís. El Piloto Mayor era un examinador que debía comprobar los conocimientos de los pilotos que iban a las Indias y aprobar sus cartas, derroteros y los instrumentos de navegación. Además, tenía la obligación de crear un modelo cartográfico denominado Padrón Real (más tarde Padrón General) que era la principal referencia española utilizada como modelo para los mapas y cartas de navegación de los barcos en sus rutas oceánicas.
Y es que había que disponer de los conocimientos para utilizar técnicas astronómicas que permitieran calcular la altura de las estrellas para lo que necesitaban cartas de navegación, tablas astronómicas, cuadrantes (para medir ángulos en la navegación), astrolabios náuticos (para medir la altura de los astros) brújula, aguja de marear o compás náutico (el más importante de los instrumento náuticos), relojes de arena o “ampolletas” (generalmente de 30 minutos y la hora se ajustaba al mediodía), etc.
astrolabio |
En la época de Magallanes se conocían las tablas solares del Almanach Perpetuum (1496) de Abraham Zacuto (nacido en Salamanca en1452) y los dos procedimientos para encontrar la latitud fueron expuestos en dos Regimientos anónimos de navegación: las Guías náuticas portuguesas: el Regimento do astrolábio e do quadrante (ca. 1509) y el Regimento da declinação do Sol (ca. 1517).
Finalmente, deseo terminar este breve artículo con unas palabras entresacadas de la obra Magallanes de Stefan Zweig.
En el capítulo 13 se lee: “Desde que una
nave salió del puerto de Sevilla hasta que ancló de regreso en el mismo puerto,
ha sido probado incontestablemente que la Tierra es una esfera giratoria y que
todos los mares forman un solo mar continuo. (...) Con esta jornada histórica
queda ensalzado el orgullo de la nación española. Bajo el pabellón español
empezó Colón el descubrimiento del mundo, y bajo el mismo pabellón lo ha completado
Magallanes. En un cuarto de siglo, la Humanidad ha aprendido más sobre su
habitación terrestre que durante los miles y miles de años anteriores”.
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