Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

03 diciembre, 2022

Una adivinanza científica en el siglo XVI. Pérez de Herrera

 En 1556 nacía en Salamanca Cristóbal Pérez de Herrera. Se graduó  graduó de bachiller en Artes (1574) y de bachiller en Medicina (1577) y fue médico examinador del Protomedicato; también ejerció su profesión en galeras, curando a los reclusos y a los soldados y finalmente trabajó en la Casa Real desde 1591: fue médico de cámara de Felipe II. Desde entonces residió en Madrid, donde vivió con su mujer y sus dos hijos en la calle de Preciados.

Escribió varias obras de carácter científico y otras de asunto social, como el espléndido libro sobre los Discursos del amparo de los legítimos pobres, y reducción de los fingidos, publicado en 1598 y que empieza a redactar en 1592, según propia confesión, "por  orden y mandado de Su Majestad".

Herrera defendía la creación de una red de albergues gracias a la cual a “los pobres verdaderos” se les daría un distintivo de manera que les autorizaría  a pedir limosna. De esta forma, los falsos pobres, que eran casi todos, se ocuparían “en oficios mecánicos” y así Castilla se transformaría en un territorio industrial y comercial dirigido a que "haya en España todo lo importante de mercaderías que nos venden los extranjeros llevándonos nuestros materiales para hacerlas".

El proyecto, querido por el rey,  se llevó a la práctica: en 1596, se creó el Albergue de Madrid y hasta 1598 hubo inspecciones de mendigos en Madrid, Sevilla, Toledo y Valladolid. Pero Felipe II muere en 1598 y se esfuma la reforma de Pérez de Herrera. Se iba a dar al traste con una trasformación “de esperanzas tan grandes para los futuros siglos”, en opinión del doctor, que soñaba con convertir Castilla en un territorio manufacturero.


Cristóbal Pérez de Herrera también escribió un libro de proverbios con trescientos once enigmas filosóficos, naturales y morales, escritos en verso, los Enigmas, en los que plantea cuestiones de las materias citadas utilizando adivinanzas en verso, que comenta en otro lugar. Invitamos al lector a que descubra el siguiente enigma antes de que el propio Pérez de Herrera dé la solución:

“¿Cuál es una parte roja

que sirve de ser cocina

de lo que en otra oficina

se prepara y se remoja

y a repartillo se inclina?”


Lo cierto es que la adivinanza es difícil si el lector no está pensando en términos de medicina galénica. Le daré una pequeña pista: la respuesta es una víscera fundamental del cuerpo donde, según el sistema de Galeno, es el lugar en el que se crea la sangre a partir de los alimentos que han sufrido una primera transformación en el estómago e intestino. El “quilo” así constituido pasa a ese órgano, donde experimenta una segunda modificación convirtiéndose en sangre venosa.


Si todavía no lo ha adivinado, el "comento" de Pérez de Herrera es el siguiente:

"Es el hígado una parte de nuestro cuerpo muy importante, porque sirve de cocina adonde se guisan los cuatro humores; que por ser colorado, toma la masa sanguinaria el color rojo que tiene y la reparte por las venas para mantener el cuerpo del animal, perfeccionando el chilo [quilo] que en la oficina del estómago se preparó para este efecto.”

 

 

 

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