Aulas con memoria es un libro que se edita dentro del proyecto CEIMES, esto es, Ciencia y Educación en los Institutos Madrileños de Enseñanza Secundaria a través de su patrimonio cultural (1837-1936). Los editores son Leoncio López-Ocón, Santiago Aragón y Mario Pedrazuela . Este proyecto es un programa de actividades de I+D entre diferentes grupos de investigación de la Comunidad de Madrid que es financiado por la Dirección general de Universidades e Investigación de la Consejería de Educación de esa Comunidad. Su objetivo es poner en funcionamiento un plan de investigación sobre el patrimonio científico y educativo, antes de la Guerra Civil, de los Institutos más antiguos de la capital de España con el fin de protegerlo y revalorizarlo: San Isidro, Cardenal Cisneros, Isabel la Católica y Cervantes.
El libro Aulas con memoria, subtitulado Ciencia, educación y patrimonio en los institutos históricos de Madrid (1837-1936), consta de un Prólogo de Jon Juaristi, una Introducción y cuatro apartados donde se pueden leer 19 trabajos realizados por expertos en la historia de la ciencia española o en historia de la educación. Los cuatro grandes capítulos de la obra son: Cultura material en las aulas, Nueva vida para un patrimonio olvidado, Actores y prácticas y, por último, Discursos y disciplinas.
Si el lector desea una información detallada de la obra bastará que lea el espléndido resumen que realizan al respecto Leoncio López-Ocón —investigador del C.S.I.C y uno de los editores—, y la profesora de la UNED Gabriela Ossenbach.
Hay que señalar también que en la dirección de internet http://ceimes.es/ se puede ver gran parte de lo que es Ciencia y Educación en los Institutos Madrileños de Enseñanza Secundaria (1837-1936).
El proyecto CEIMES, que se concreta en parte en el libro y las páginas de internet citadas antes, es un trabajo que a todos los amantes de la cultura nos debe reconfortar porque hay numerosas razones para sentirse satisfecho de lo realizado: sacar a relucir parte de nuestro patrimonio cultural, instituciones, personas, obras...; pasear por unas aulas donde se formaron las generaciones precedentes, formadas por profesores, desconocidos para el gran público, y que en muchos casos realizaron, además de una gran labor docente, un espléndido trabajo investigador en las disciplinas de las que fueron maestros; valorar y comparar las técnicas y modelos educativos con los actuales y muy especialmente comprender que la educación y la cultura, en sus múltiples facetas, son un patrimonio que tiene que, por su misma naturaleza, darse a conocer e imbricarse en el hacer cotidiano. Por esto, y por muchas otras razones se hace necesario felicitar a los coordinadores, autores y patrocinadores por esta gran obra que, a buen seguro, será punto de referencia obligada de la cultura docente.
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