Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

28 mayo, 2016

Los ojos de Trinidad y Manuel

En 1872 nacía en la población toledana de Villaseca de la Sagra Manuel Márquez Rodríguez. Cursó la carrera de Medicina en la madrileña Universidad Central, donde obtuvo sendos Premios Extraordinarios en la Licenciatura (1895) y en el Doctorado (1896).
Su tesis doctoral estaba orientada hacia los asuntos neurológicos y parecía que estos temas o los psiquiátricos serían los preferidos por Márquez en lo que al ejercicio profesional se refriere. Sin embargo, las cosas discurrieron por un camino muy diferente. 

Había una estudiante de doctorado, Trinidad Arroyo, que preparaba su tesis en Medicina sobre un tema oftalmológico, y que... cambió la vida de Manuel en dos direcciones: el proyecto de neurólogo se frustró y se orientó hacia la ciencia de los ojos y... hacia los ojos de Trinidad.
Trinidad Arroyo Villaverde tiene la misma edad que Manuel: viene al mundo en Palencia en 1872 en el seno de una familia de la burguesía industrial. Después de estudiar en el Instituto de su ciudad natal, en la Universidad de Valladolid se licencia en Medicina en 1895. Marcha después a Madrid para realizar el doctorado en la Universidad Central, que defiende en 1896; es una tesis que versa sobre “Los músculos internos del ojo en su estado normal y patológico”. 
Trinidad marcha a Palencia donde trabaja en la capital y pueblos de la provincia con su hermano Benito, también médico. 
Trinidad y Manuel contraen matrimonio en Palencia el 6 de febrero de 1902 y comparten su vida durante más de cincuenta años. Así, en la dedicatoria de uno de sus libros, Manuel escribe: “A mi mujer, la doctora Trinidad Arroyo, mi condiscípula y amiga primero; mi primer maestro de Clínica Oftalmológica hacia la que despertó mis aficiones, después; mi inteligente colaboradora y sensata consejera, siempre, dedico estas lecciones”.
En 1906 Márquez ganó por oposición la cátedra de Terapéutica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago y, al año siguiente, también por oposición, pasó a la homónima de Madrid. De 1908 es su libro Elementos de terapéutica general. Influido por su esposa, Manuel empieza a dedicarse a la misma especialidad, y en 1911 accede a la cátedra de Oftalmología.
En Madrid el matrimonio comparte una consulta privada e interviene en actividades científicas y, aunque en menor proporción que su marido, Trinidad también participa en congresos médicos internacionales presentando trabajos oftalmológicos. Además, la actividad del matrimonio debió ganarse una buena reputación cuando los dos oftalmólogos operaron de los ojos al novelista Benito Pérez Galdós.
Márquez escribió numerosos trabajos de terapéutica y sobre todo de oftalmología, especialidad esta última en la que alcanzó un gran prestigio dentro y fuera de España. Prueba de ello es que fue miembro honorario de las sociedades oftalmológicas de Francia, Austria, Bélgica, Estados Unidos y México.
Al finalizar la Guerra Civil, siendo decano de la Facultad de Medicina (cargo que desempeñaba desde 1934), marchó de España y fijó su residencia en México D.F. Y es que Manuel sería depurado en 1939 bajo la acusación de haber autorizado con su firma la expulsión de derechistas de la Facultad de Medicina, de haber viajado a Rusia durante la Guerra Civil y de haber regresado a la zona republicana haciendo propaganda del marxismo. Trinidad no formó parte de ninguna lista de depuración.
En América impartió cursos de su especialidad en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, aunque se jubiló oficialmente en 1942, siguió interviniendo en reuniones y congresos oftalmológicos.
Manuel Márquez, además de publicar trabajos de oftalmología en prestigiosas revistas nacionales e internacionales, escribió libros de la especialidad que le granjearon una gran fama: Lecciones de oftalmología clínica: oftalmología clínica general (1928), Cuestiones oftalmológicas (1941), Manual de oftalmología clínica y teórica (1949), etc.
Manuel Márquez, que sabía tanto de problemas oculares, falleció casi ciego: en 1948 sufrió un desprendimiento de retina y en 1956 tuvo glaucoma en el otro ojo. Murió en México D.F. en 1962
Trinidad vino sola a España en 1955 para formalizar sus últimas voluntades ante notario: el matrimonio no tuvo hijos y Trinidad otorgó sus bienes a favor del Instituto de Segunda Enseñanza Jorge Manrique, de Palencia, al que designó heredero universal.
Falleció en 1959 en México D.F.

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