Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

30 abril, 2012

Luiz Zapata, un hombre de letras que opina sobre la ciencia

Nacido en el siglo XVI en Llerena (Badajoz), Luis Zapata de Chaves desempeñó diversos cargos cortesanos. Se le conoce un extenso poema dedicado a Felipe II en el que narra los acontecimientos más importantes del reinado de su padre: Carlo famoso (1566); tradujo el Arte Poética (1592) de Horacio; escribió un libro sobre cetrería y una más que interesante Miscelánea. Silva de casos curiosos que fue publicada por primera vez en 1859. En este último texto podemos leer importantes referencias al mundo de la ciencia de la época, en las que el autor se alegra del tiempo que le toca vivir, pondera a los grandes hombres del arte y de la literatura y no se olvida de los personajes eminentes de la ciencia y técnica que le son coetáneos. 

18 abril, 2012

García de Galdeano, impulsor de la matemática


Zoel García de Galdeano y Yanguas (1846-1924), nació en Pamplona en 1846. Su padre, capitán del Ejército, fue fusilado por los insurrectos de la Isla de Santo Domingo. La familia decidió entonces emigrar a Zaragoza y, desde entonces, toda la vida de este matemático estuvo relacionada con la capital aragonesa.
En Zaragoza siguió primero la carrera de Perito Agrimensor tasador de tierras y, después, la de Magisterio (1869). Ese mismo año, en un examen libre, fue graduado de Bachiller, lo que le permitió matricularse en la Universidad, en la Facultad de Filosofía y Letras y, desde el año siguiente, también en la Facultad (Libre) de Ciencias Exactas. Obtuvo las dos licenciaturas en 1871 y entonces fue nombrado catedrático de Cálculo Diferencial y recibió el grado de Doctor en Ciencias antes de que suprimieran la licenciatura y el doctorado en Ciencias de la Universidad de Zaragoza.

08 abril, 2012

Las amistades de Gregorio Marañón


Todos tenemos mucho que aprender y poco que enseñar y, por eso, si nuestros amigos son homogéneos, culturalmente hablando, será fácil que las conversaciones acaben en un punto común, con diferencias de matiz. Un ciclo de conferencias, tertulia, grupo de discusión, etc., formado por hombres y mujeres de distinto origen intelectual es, sin duda, un buen lugar de encuentro y enriquecimiento personal.
En Gregorio Marañón, el hombre capaz de disfrutar de la vida porque todo le interesaba, era una persona de conocimientos, así, de saberes sin adjetivos. Desde muy joven, siendo aún estudiante de Medicina, asistía a los acontecimientos culturales del Ateneo madrileño, bien para oír un recital poético de Rubén Darío, o participar como claque en los “miércoles wagnerianos” del Teatro Real.

29 marzo, 2012

Juan Carandell: paisaje y literatura


Juan Carandell y Pericay (1893-1937) fue uno de los científicos más polifacéticos de su tiempo. Licenciado y doctorado en Ciencias Naturales ejerció como docente de Bachillerato en varios Institutos cordobeses.
Quizá, una de las facetas más interesantes de Juan Carandell es la de considerar los aspectos científicos del paisaje. Considera la necesidad de crear “un archivo de paisaje”, porque según su concepción:
“Un pueblo culto debe conocer su propio país. El quantum de civilización de un pueblo viene representado por el cuidado con que está reconocido su territorio. Conócete a ti mismo es un aforismo tan aplicable a una nación como a un hombre”.

20 marzo, 2012

Pujiula y el Laboratorio Biológico de Sarriá


La creación de museos de ciencias naturales y laboratorios dedicados a las ciencias experimentales en los centros docentes de la Compañía de Jesús fue una característica muy común a los colegios de jesuitas creados durante la Restauración alfonsina. En este contexto, los jesuitas españoles intentaron construir en Tortosa una agrupación de instituciones científicas en la que se harían estudios de astronomía, química y biología. Tortosa era, a fin de cuentas, capital de la “provincia” de la Compañía de Jesús en la que estaba incluida Cataluña. De acuerdo con ello, el jesuita Ricardo Cirera Salse (1864-1932) fundó, en 1904, en la cima de una de las colinas al Oeste de la población tarraconense de Tortosa, en Roquetas, el Observatorio del Ebro, con el que se quería estudiar la actividad solar en los fenómenos geofísicos.

29 febrero, 2012

Trueta y el tratamiento de las heridas de guerra


El barcelonés Josep Trueta i Raspall (1897-1977) se licenció en Medicina en 1921 y es conocido en la historia de la ciencia por su método de tratar las heridas de guerra.
En 1936, al iniciarse la Guerra Civil, el médico barcelonés comenzó a trabajar con los heridos (“La guerra civil la he conocido sobre la mesa de operaciones” dijo en cierta ocasión). Trueta estaba utilizando un método de cura oclusiva de heridas abiertas, basado en las aportaciones sobre osteomielitis crónica del cirujano norteamericano de Hiram Winnet Orr (1877-1956). Consistía en la limpieza de la herida con mucha agua y jabón, eliminación de los cuerpos extraños, escisión de esfacelos, taponamiento de la cavidad mediante relleno con gasa vaselinada y drenaje e inmovilización del miembro en un vendaje de yeso.

09 febrero, 2012

Un cronista en Argentina

Martín del Barco Centenera nació en la localidad cacereña de Logrosán allá por el año 1544. Pasó más de veinte años en las Indias y escribió una interesante obra titulada Argentina y conquista del Río de la Plata, que fue publicada en Lisboa en 1602. Quizás, lo primero que hay que decir de este cronista extremeño es que del título de su obra, Argentina, tomó el nombre la nación que lo lleva.

26 enero, 2012

Alguna tontería en el debate del darwinismo

Podemos decir que en la España del último tercio del siglo XIX, en los ambientes culturales de cualquier orientación el debate sobre la teoría de la evolución lo impregna casi todo; está, obviamente, en los ámbitos científicos, pero también se habla del darwinismo en los ámbitos políticos, literarios, docentes, religiosos, filosóficos… Muchos partidarios y adversarios de estas teorías no han leído la obra del científico británico, pero la utilizan.

18 enero, 2012

Ochoa en Estados Unidos

La vida científica de Severo Ochoa se puede dividir en tres partes perfectamente delimitadas: los años de formación en España primero y en otros países europeos (Alemania e Inglaterra) después; una segunda época formada por las décadas de esplendor del premio Nobel en los Estados Unidos; por último, los años en los que el científico de Luarca fue un gran impulsor de los estudios e investigaciones bioquímicas y de biología molecular en España.

11 enero, 2012

Una visión científica de la Biblia en el siglo XVI: Arias Montano

Fregenal de la Sierra, en la actual provincia de Badajoz, vio nacer en 1527 a una de las figuras más excelentes de la cultura europea del siglo XVI, Benito Arias Montano. Montano nace en el seno de una familia culta, estudia en las Universidades de Sevilla (1546) y Alcalá (1548)y más tarde, en León, se ordena sacerdote y asiste a Trento. Felipe II le envía a Amberes como director de la nueva edición de la Biblia Políglota y le nombra profesor de lenguas orientales del Monasterio de El Escorial; en este sentido el padre Juan de San Jerónimo, primer bibliotecario de la librería escurialense, lo definió de la siguiente manera: “muy letrado y gran teólogo y muy visto en todo género de ciencias y lenguas, hebrea y caldea, griega y latina, siriaca y arábiga, almana, francesa y flamenca, toscana, portuguesa y castellana; y todas las sabía y entendía como si en estas naciones se hubiera criado”.

04 enero, 2012

La recepción del darwinismo en los medios no científicos

El origen de las especies apareció en Alemania en 1860, en Francia en 1862, tres años más tarde en Italia… En España, en Madrid, se publicó la primera traducción, aunque incompleta, en 1872, mientras que el texto íntegro del naturalista británico no vio la luz hasta 1877; sin embargo, un año antes ya se podía leer la traducción de La descendencia del hombre.

16 diciembre, 2011

Sánchez Pérez y los matemáticos árabes españoles

En el año 1917 la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales convocó un concurso sobre el tema “Monografías histórico-científicas de matemáticos españoles anteriores al siglo XVIII”, en el contexto de los que podrían ser los últimos coletazos de la famosa polémica de la ciencia española y que, en este sentido, contaba con partidarios de que había habido una ciencia hispanoandalusí, entre los que estaba Marcelino Menéndez Pelayo (18456-1912), y otros que negaban su existencia, como el polifacético José de Echegaray (1832-1916).

09 diciembre, 2011

Juan Téllez y Vicén, impulsor de la Veterinaria española

Cabeza de Buey, en la actual provincia de Badajoz, vio nacer en 1830 a Juan Téllez y Vicén uno de los impulsores de la veterinaria española.
En 1835 se crea en España la Facultad de Veterinaria; sin embargo, y como suele ocurrir en casos semejantes, la tradición ejerce su poderosa influencia de manera que “los primeros estudiantes, hijos de los albéitares, ingresaron en la Escuela teniendo nociones del “arte de herrar”, y a todos les exigía la Ordenanza de 1800 la “robustez que se requiere para los ejercicios de fragua y herrado”, a cuyas prácticas se les concedió siempre mucha importancia en los primeros planes de enseñanza” (Sanz Egaña) .

25 noviembre, 2011

Una descripción de la sangría en el siglo XVII

Los cirujanos españoles de los siglos XVI y XVII no tenían una enseñanza reglamentada de la cirugía, si bien, para poder ejercer como tales, debían justificar haber practicado durante cuatro años en algún hospital, o población donde hubiera un cirujano. Aunque en casi toda Europa había una significativa diferencia intelectual entre médicos y cirujanos, en España e Italia esas dos profesiones se habían aproximado científicamente de tal manera que en algunas localidades había escuelas de cirujanos gobernadas por médicos, se habían creado cátedras de cirugía en importantes universidades españolas e italianas y había profesionales de la medicina dedicados a esa especialidad.

03 noviembre, 2011

El cirujano Francisco Arceo

En 1493 nació en Fregenal de la Sierra, en la actual provincia de Badajoz, uno de los más eminentes médicos de la España de la época: Francisco Arceo. Su vida estuvo ligada a Extremadura: completó su formación médica, adquirida en la Universidad de Alcalá, con la que proporcionaban los hospitales de Guadalupe, en los que sabemos que trabajaba en 1516; además, ejerció su profesión en Llerena, Fuente de Cantos y Badajoz.

20 octubre, 2011

Unas oposiciones de Severo Ochoa

Es el año 1935 y Juan Negrín propone al que había sido su discípulo en la Universidad Central de Madrid y en la Residencia de Estudiantes, Severo Ochoa Albornoz (1905-1993), para que se presente a las oposiciones que se han convocado para cubrir la plaza de catedrático de Fisiología en la Universidad de Santiago de Compostela. Ochoa se muestra reacio ya que el futuro premio Nobel sólo desea trabajar en la investigación. Sin embargo, su antiguo maestro le convence para que se presente a la cátedra porque con una plaza fija en la Universidad podrá tener más medios para investigar.

13 octubre, 2011

Obras no científicas de Santiago Ramón y Cajal

No se trata de hacer un repaso pormenorizado de las obras no científicas del sabio español, bastará anotar que son textos de fácil lectura que constituyen una ayuda excelente a la hora de forjar la estatura espléndida de la personalidad cajaliana: las Impresiones de un arterioesclerótico, subtítulo de su libro El mundo visto a los ochenta años, son una muestra de la obsesión de Cajal por la decadencia física de la persona. Era un hombre extraordinariamente preocupado por la vejez, más que como anticipo de la muerte, por el declinar intelectual que supone, declinar que, casi, no tuvo nada que ver con él, pues sus sinapsis neuronales funcionaron admirablemente hasta los últimos instantes de su existencia.

06 octubre, 2011

Jovellanos, un hombre lúcido

Podemos considerar, grosso modo, que la separación entre las disciplinas de ciencias y las de letras empieza en el siglo XIX. Antes existe un apoyo a la formación completa. Al menos, algunos hombres con responsabilidades políticas de la España ilustrada así lo entendieron.
Por ejemplo, Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), un hombre del derecho y la economía, tiene discursos extremadamente lúcidos a la hora de abordar el asunto que nos ocupa.

29 septiembre, 2011

Fernán Pérez de Oliva y la navegación del Guadalquivir

Fernán Pérez de Oliva (1494-1533) es una personalidad poco conocida del siglo XVI español, un hombre que, como los intelectuales de su siglo, orientaba su actividad hacia el mundo de la cultura, sin diferenciación entre las ciencias y las letras.
Fue educado por su padre primero y por los profesores de la Universidad de Salamanca, de la Complutense y de la Sorbona después. En la ciudad francesa tuvo como maestro a Juan Martínez Silíceo (1477-1557), el que fuera matemático y cardenal. Volvió a su Córdoba natal en 1524 y dos años más tarde fue a Salamanca a ejercer como sustituto del Maestro Margallo y de Silíceo.

23 septiembre, 2011

Las científicas Barnés González: un modelo

No es demasiado difícil encontrar conjuntos familiares en los que algunos miembros se dedican a la misma actividad intelectual. Es un poco más arduo encontrar una saga con personas que hayan realizado una actividad científica relevante, pero se hace casi imposible hallar una familia en la que casi todas sus mujeres se dedicaron con éxito a la actividad intelectual... ¡en el primer tercio del siglo XX!
Francisco Barnés Salinas (1877-1947) fue un catedrático de Historia de Instituto que obtuvo el escaño de diputado en 1931 y fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1993, con el gobierno de Manuel Azaña, y después, en 1936 en el de Santiago Casares Quiroga primero y José Giral, después. Francisco casó con Dorotea González y tuvieron tres hijos y cuatro hijas: Dorotea, la mayor, nació en Pamplona en 1904, pero su padre se trasladó al Instituto de Ávila y en la población castellana nacieron Adela (1908) y Ángela (1912), la única que no se dedicó a la ciencia. Petra nació en Madrid (1910).
Dorotea Barnés estudió Ciencias Químicas en la Universidad Central de Madrid. En 1929, sin terminar la carrera, marcha a los Estados Unidos con una beca del Smith College de Northampton, en Massachussets, y una ayuda de la JAE.  Allí realizó algunos estudios de química con Mary Louise Foster —la que fuera directora, durante sus dos primeros años de funcionamiento, del laboratorio de Química de la Residencia de Señoritas— y de análisis espectral con Gladis Anslow (1892-1969), una física destacada en esa especialidad. Estas tres mujeres, Foster, Anslow y Barnés, publicaron en 1930 un trabajo sobre las algunas características químicas y el espectro de absorción de la cistina en una de las revistas científicas de bioquímica de mayor prestigio internacional, antes y ahora: The Journal of Biological Chemistry. Con este trabajo obtuvo el Master Degree of Science del Smith College. El curso siguiente nuestra científica obtuvo una beca para trabajar en química en la Universidad de Yale, en Connecticut.
Obtiene el grado de Licenciado en 1931, con Premio extraordinario y poco después alcanza el de Doctora. En ese mismo año empieza sus investigaciones en la Sección de Espectroscopía del Instituto Nacional de Física y Química, sección que dirigía Miguel Catalán Sañudo (1894-1957). Después, continuó trabajando como becaria en espectroscopía y obtuvo la cátedra de Física y Química del Instituto Lope de Vega de Madrid.
La Guerra Civil hizo que se exiliara, aunque el matrimonio ya le había alejado de su labor investigadora: “a mí me retiró de la ciencia mi marido”, declaró en 1996.
Su hermana Adela estudió la carrera de Químicas, licenciándose en 1932 en la Universidad Central de Madrid con Premio Extraordinario.
Desde 1931 y hasta 1936 trabajó con Enrique Moles (1883-1953) en el Instituto Nacional de Física y Química. En esta época ejerció como profesora ayudante en la cátedra de Química Inorgánica que Moles desempeñaba en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid.
Estaba en un congreso en París cuando empezó la Guerra Civil y no volvió a España. Se exilió a Méjico, donde trabajó de ayudante de Química Orgánica y Análisis Químico con José Giral (1879-1962), suegro de su hermana Petra, en la Escuela de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, donde se jubiló.
La tercera de las hermanas científicas, Petra, estudió Farmacia en la Universidad madrileña, donde se licenció en 1933 con Premio Extraordinario. Al finalizar los estudios su padre no la dejó (tampoco a la menor de las hermanas, Ángela) que realizara los cursos de capacitación para ser profesoras de Instituto. Investigó con Antonio Medinabeitia (1890-1974) en la Universidad Central y en el Rockefeller.
En cualquier caso, Petra emparentó con una familia de científicos y políticos, los Giral; con Francisco Giral González (1911-2002) se casó en 1932.  Después de la Guerra Civil el matrimonio se  exilió a Méjico y los esposos Giral trabajaron en el Centro Politécnico Nacional. Allí descubrieron juntos la fórmula de la giralgenina .
Petra trabajó, hasta su jubilación, en diversos laboratorios y falleció en 1992.

15 septiembre, 2011

Pedro de Cieza de León: un magnífico relato de Ecología del Nuevo Mundo (y II)


“Pues tornando a esta provincia de Santiago de Puerto Viejo, digo que los indios desta tierra no viven mucho. Y para hacer esta experiencia en los españoles, hay tan pocos viejos hasta agora, que más se han apocado con las guerras que no con enfermedades. De esta línea hasta la parte del polo Artico está el trópico de Cáncer cuatrocientas y veinte leguas della, en veinte y tres grados y medio, donde el sol llega a los 11 de junio y nunca pasa dél; porque desde allí da la vuelta hacia la misma línea equinocial, y vuelve a ella a 13 de setiembre, y por el consiguiente, desciende hasta el trópico de Capricornio otras cuatrocientas y veinte leguas, y está en los mismos veinte y tres grados y medio. Por manera que hay distancia de ochocientas y cuarenta leguas de trópico a trópico. A esto llamaron los antiguos la tórrida zona, que quiere decir tierra tostada o quemada, porque el sol en todo el año se mueve encima della.
Los naturales desta tierra son de mediano cuerpo, y tienen y poseen fertilísima tierra, porque se da gran cantidad de maíz y yuca y ajes o batatas, y otras muchas maneras de raíces provechosas para la sustentación de los hombres. Y también hay gran cantidad de guayabas muy buenas, de dos o tres maneras, y guabas y aguacates y tunas de dos suertes, las unas blancas y de tan singular sabor, que se tiene por fruta gustosa; caimitos y otra fruta que llaman cerecillas. Hay también gran cantidad de melones de los de España y de los de la tierra, y se dan por todas partes muchas legumbres y habas, y hay muchos árboles de naranjos y limas y no poca cantidad de plátanos, y se crían en algunas partes singulares piñas [La enumeración de Cieza es tan precisa que le lleva a informar de la existencia de dos o tres variedades de guayabas y otras tantas de tunas]; y de los puercos que solía haber en la tierra hay gran cantidad, que tenían (como conté hablando del puerco de Urabá) el ombligo junto a los lomos, lo cual no es sino alguna cosa que allí les nace, y como por la parte de abajo no se halla ombligo, dijeron serlo lo que está arriba [Se trata de un Tayassúido, conocido con el nombre de pecarí y que los zoólogos denominan Tayassu taiacu.  Aunque ya Gonzalo Fernández de Oviedo habla de que este animal posee el ombligo en medio del espinazo, el primero que intuye que no es el ombligo sino “alguna cosa que allí les nace” es Cieza. Se trata, en efecto de una glándula odorífera que, en estos animales, tiene una situación dorsal.] y la carne destos es muy sabrosa. También hay de los puercos de la casta de España y muchos venados de la más singular carne y sabrosa que hay en la mayor parte del Perú. Perdices se crían no pocas manadas dellas, y tórtolas, palomas, pavas, faisanes y otro gran número de aves, entre las cuales hay una que llaman xuta, que será del tamaño de un gran pato; a ésta crían los indios en sus casas, y son domésticas y buenas para comer. También hay otra que tiene por nombre maca, que es poco menor que un gallo, y es linda cosa ver las colores que tienen y cuán vivas [La xuta y el maca de los que habla Cieza son la juta y el macá, que son respectivamente una variedad de ganso doméstico y una Colimbiforme que científicamente se denomina Podilymbus podiceps]; el pico destas es algo grueso y mayor que un dedo, y partido en dos perfectísimas colores, amarilla y colorada. Por los montes se ven algunas zorras y osos, leoncillos pequeños y algunos tigres y culebras; pero, en fin, estos animales antes huyen del hombre que no le acometen. Otros algunos habrá de que yo no tengo noticia. Y también hay otras aves nocturnas y de rapiña, así por la costa como por tierra dentro, y algunos cóndores y otras aves llamadas gallinazas hediondas, o por otro nombre auras [El aura es el buitre de cuello rojo, Cathartes aura; pertenece al orden de las Falconiformes, lo mismo que el recién nombrado cóndor, Vultur gryphus]. En las quebradas y montes hay grandes espesuras, florestas y árboles de muchas maneras, provechosos para hacer casas y otras cosas; en lo interior de algunos dellos crían abejas, que hacen en la concavidad de los árboles panales de miel singular. Tienen estos indios muchas pesquerías, a donde matan pescado en cantidad; entre ellos se toman unos que llaman bonitos, que es mala naturaleza de pescado, porque causa a quien lo come calenturas y otros males.Y aun en la mayor parte desta costa se crían en los hombres unas verrugas bermejas del grandor de nueces, y les nascen en la frente y en las narices y en otras partes; que, demás de ser mal grave, es mayor la fealdad que hace en los rostros, y créese que de comer algún pescado procede este mal. Como quiera que sea, reliquias son de aquella costa, y sin los naturales, ha habido muchos españoles que han tenido estas verrugas [Parece que la enfermedad mortal a la que se refiere el cronista es la uta. Esta enfermedad está producida por el protozoo Leishmania tropica].

08 septiembre, 2011

Pedro de Cieza de León: un magnífico relato de Ecología del Nuevo Mundo (I)


En la importante obra de Pedro de Cieza de León, La crónica del Perú (1553), abundan la referencias ecológicas pero es en el capítulo XLVI de la misma donde hace un relato espléndido de un ecosistema; entremezcla datos geográficos, etnográficos, antropológicos, botánicos, zoológicos, relaciones interespecíficas, etc. Primeramente sitúa la región que va a describir de manera global, encuentra concordancia entre la benignidad del clima y la variedad de formas naturales, ubica exactamente la provincia de Puerto Viejo, refiere los vegetales de la comarca, las especies zoológicas y las relaciones entre las diferentes especies.
“El primer puerto de la tierra del Perú es el de Pasaos, y dél y del río de Santiago comenzó la gobernación del marqués don Francisco Pizarro, porque lo que queda atrás hacia la parte del norte cae en los términos de la provincia del río de San Juan; y así, se puede decir que entra en los límites de la ciudad de Santiago de Puerto Viejo, donde, por ser esta tierra tan vecina a la equinocial, se cree que son en alguna manera los naturales no muy sanos.
En lo tocante a la línea, algunos de los cosmógrafos antiguos variaron, y erraron en afirmar que por ser cálida no se podía habitar. Y porque esto es claro y manifiesto a todos los que habemos visto la fertilidad de la tierra y abundancia de las cosas para la sustentación de los hombres pertenecientes, y porque desta línea equinocial se toca en algunas partes de esta historia, por tanto daré aquí razón de lo que della tengo entendido de hombres peritos en la cosmografía; lo cual es que la línea equinocial es una vara o círculo imaginado por medio del mundo, de levante en poniente, en igual apartamiento de los polos del mundo. Dícese equinocial porque pasando el sol por ella hace equinocio, que quiere decir igualdad del día y de la noche. Esto es dos veces en el año, que son a 11 de marzo y 13 de setiembre. Y es de saber que (como dicho tengo) fue opinión de algunos autores antiguos que debajo desta línea equinocial era inhabitable; lo cual creyeron porque, como allí envía el sol sus rayos derechamente a la tierra, habría tan excesivo calor, que no se podría habitar. Desta opinión fueron Virgilio y Ovidio y otros singulares varones. Otros tuvieron que alguna parte sería habitada, siguiendo a Ptolomeo, que dice: “No conviene que pensemos que la tórrida zona totalmente sea inhabitada.” Otros tuvieron que allí no solamente era templada y sin demasiado calor, mas aun templadísima. Y esto afirma San Isidoro en el primero de las Etimologías, donde dice que el paraíso terrenal es en el oriente, debajo de la línea equinocial, templadísimo y amenísimo lugar. La experiencia agora nos muestra que, no sólo debajo de la equinocial, mas toda la tórrida zona, que es de un trópico a otro, es habitada, rica y viciosa, por razón de ser todo el año los días y noches casi iguales. De manera que el frescor de la noche templa el calor del día, y así continuo tiene la tierra sazón para producir y criar los frutos. Esto es lo que de su propio natural tiene, puesto que accidentalmente en algunas partes hace diferencia”.

01 septiembre, 2011

"La evolución", un libro clave de la biología española

Miguel Crusafont Pairó (1910-1983) nació la ciudad barcelonesa de Sabadell. Se había licenciado en Farmacia (1933), pero desde muy joven sintió un gran interés por la paleontología y hacía excursiones buscando los fósiles de mamíferos del Mioceno que se encontraban próximos a su localidad natal. De hecho, su formación académica fue completada después de la Guerra Civil con la licenciatura (1948) y el doctorado (1950) en Ciencias Naturales.
Crusafont fue uno de los primeros científicos españoles que explicaron la teoría de la evolución. Sobre este último asunto realizó un importante trabajo de divulgación que expuso en numerosas conferencias, cursillos y libros. Así, sus numerosos artículos al respecto culminaron en un libro de más de 1000 páginas escrito en colaboración con Bermudo Meléndez y Emiliano Aguirre: La Evolución, que apareció en 1966, que tuvo una segunda edición en 1974 y que ha sido, en España, punto de referencia sobre dicho asunto. En este sentido, Crusafont estuvo muy influido por el pensamiento cosmológico de Teilhard de Chardin (1881-1955), de forma que fue el primer español que escribió sobre el ideario del jesuita francés.
El ferrolano Emiliano Aguirre Enríquez (1925), además de haber estudiado  Humanidades y Filosofía en la Facultad Eclesiástica de Alcalá (1944-1950), se licenció en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid (1955), doctorándose en Ciencias Biológicas (1966) en la misma Universidad; también es licenciado en Teología por la Universidad de Granada (1959). Fue uno de los iniciadores de los estudios en los yacimientos pleistocenos de la Sierra de Atapuerca, de cuyas excavaciones fue director hasta su jubilación.
Por último, Bermudo Meléndez y Meléndez (1912-1999) nació en Palencia y fue una de las figuras más destacadas de la paleontología española de la posguerra y el autor español más importante de textos de esta disciplina científica.
A instancias de su padre inició estudios de Ingeniería, pero su verdadera vocación se encontraba en la naturaleza. Así, cursó la licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid y en ella hizo su Trabajo de Grado de Licenciado con una investigación que sería el punto de partida de su labor paleontológica: “Filogenia de los vertebrados en los tiempos geológicos”, con la que obtuvo el Premio Extraordinario (1936) . En esta Facultad también realizó el doctorado bajo la dirección de Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965); su tesis versó sobre “El Cámbrico en España” (1942) y por ella obtuvo El Premio Extraordinario del Doctorado.
La evolución es un texto en el que participan muchos científicos, algunos de ellos eran piezas fundamentales de la ciencia española. En ella, además de los tres coordinadores, intervinieron Rafael y Salustio Alvarado, Francisco Bernis, Enrique Gadea, Eusebio Colomer, Juan Comas, Ramón Margalef, Antonio Prevosti, Rof Carballo, Vicente Villar Palasí y otros.

27 julio, 2011

El Observatorio Fabra

Dos personalidades científicas españolas estuvieron ligadas a la creación y desarrollo de un centro de investigación y divulgación de la ciencia como el Observatorio Fabra, en las cercanías de Barcelona. Los científicos en cuestión eran José Comas y Eduardo Fotserè. Los primeros pasos del Observatorio dependieron, en gran medida, del buen hacer de estos hombres.
En 1894 la Real Academia de Artes y Ciencias de Barcelona entrega a la Diputación de Barcelona un proyecto para construir un observatorio astronómico, meteorológico y sísmico en el Tibidabo. La Diputación rechaza el proyecto que había presentado el meteorólogo Eduardo Fontserè i Riba (1870-1970), pero la idea iba a seguir hacia adelante.
En el año 1900 el marqués de Alella, Camilo Fabra i Fontanils (1833-1902), industrial, político, que había sido alcalde de Barcelona (entre enero y abril de 1893) y diputado a Cortes en tres legislaturas, sufraga económicamente el 80% del primitivo proyecto. El resultado es que en 1902 comienzan las obras en la vertiente sur-este de la sierra de Collserola, bajo el Tibidabo, muy cerca de Barcelona, y José Comas i Solà (1868-1937) es el encargado de modificar el plan original y dirigirlas. Así, entre 1902 y 1904 se levanta un edificio obra de del arquitecto modernista José Domènech Estapà (1858-1917).
En 1904 Comas i Solà fue nombrado primer director del Observatorio Fabra, denominado así en honor del mecenas citado antes. Después, en 1912, la dirección del mismo fue compartida por él, responsable de la sección astronómica, y por Eduardo Fontserè, de la meteorológica y sísmica. 
El centro fue inaugurado oficialmente el 7 de abril de 1904, con la presencia del rey Alfonso XIII y diversas autoridades.
José Comas fue un astrónomo excelente: realizó numerosas observaciones de Marte y otros planetas, que vieron la luz en las más importantes revistas astronómicas de su época, estudió diferentes eclipses totales de Sol, en 1925 descubrió un cometa y en 1926 otro que lleva su nombre y publicó numerosos trabajos de divulgación astronómica.
Eduardo Fontserè era, principalmente, meteorólogo. Fundó el Servei Meteorològic de Catalunya, que en un solo organismo agrupaba las diferentes actividades meteorológicas que controlaba y dirigía. Un importante fruto de este trabajo fue el Atlas Pluviométric de Catalunya, preparado por el doctor J. Febrer, y que vio la luz en 1930. 

20 julio, 2011

El Laboratorio de Investigaciones Físicas

En 1911, la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas crea el Laboratorio de Investigaciones Físicas, el mejor dotado de los laboratorios de física de nuestro país, y en 1912 nombra director a Blas Cabrera y Felipe (1878-1945), considerado "padre de la física moderna española".
En el Laboratorio de Investigaciones Físicas trabajan físicos y químicos animosos que se organizan en cuatro secciones: Metrología, Electricidad, Espectrometría y Espectrografía y Química-Física. Se hace necesario destacar que, además de la importante labor científica investigadora que realizó el físico canario, también fue sobresaliente el grupo de científicos que trabajó a su lado, o en alguna de las secciones del laboratorio. En este aspecto, es difícil encontrar un grupo tan distinguido de personalidades de categoría internacional trabajando en el mismo lugar: Enrique Moles (1883-1953), Julio Palacios (1891-1970), Arturo Duperier (1896-1959), Miguel Ángel Catalán (1894-1957), etc. La pena fue que este enorme esfuerzo de personas de talla descomunal fuera segado por la Guerra Civil (1936-1939).
Para conocer de primera mano las investigaciones que se realizaban en el laboratorio, nos basta leer un documento firmado por Cabrera, hacia 1924, en el que nos hace un perfecto resumen de las mismas: “El Laboratorio de Investigaciones Físicas viene dedicado en estos últimos años a tres órdenes principales de trabajos. 1º Magnetoquímica. Estrictamente para las medidas de las constantes magnéticas de los cuerpos el Laboratorio posee cuanto le es indispensable, pero los resultados obtenidos hasta hoy, algunos (los más importantes pendientes de publicación) indican la conveniencia de realizar paralelamente el estudio magnético de los complejos del grupo del hierro y su análisis estructural con ayuda de los rayos X. (…) 2º Pesos atómicos por métodos fisicoquímicos. En este grupo de trabajos las bajas temperaturas son absolutamente necesarias, y como en Madrid no existe facilidad para obtener en el comercio en todo momento ni siquiera el aire líquido, la continuidad indispensable en toda labor de investigación no se puede obtener. (…) 3º Espectroscopia. Los estudios realizados por Catalán han agotado ya la capacidad de nuestro exiguo material espectrográfico (…)”
La labor que se estaba realizando en el laboratorio traspasó nuestras fronteras. La proyección internacional de la ciencia que se hacía en el Laboratorio de Investigaciones Físicas supuso que en 1926 Charles Mendenhall, representante de la International Educational Board —organismo creado por la Fundación Rockefeller— y a la sazón profesor de Física en Wisconsin, escribiera un informe minucioso y halagador para los científicos y las investigaciones que se estaban realizando en el laboratorio dirigido por Cabrera: “No conozco ninguna institución en Estados Unidos en la que se estén realizando tareas comparables en locales tan primitivos y poco eficaces.”
Las carencias del laboratorio iban a ser solucionadas casi de golpe gracias a la Fundación Rockefeller y al Gobierno de España. Después unas largas negociaciones, en 1925 se firmó un preacuerdo entre el Gobierno español y la Junta para Ampliación de Estudios por un lado y la International Educational Board por otro para crear en Madrid un gran centro de investigación de física y química. La Fundación aportó unos 400.000 dólares para la creación del que fue un espléndido centro de investigación científica: el Instituto Nacional de Física y Química, inaugurado en 1932.
Una pequeña paradoja: en la actualidad este centro se mantiene con el nombre de Instituto Rocasolano, en honor del que fuera catedrático de Química General de la Universidad de Zaragoza Antonio de Gregorio Rocasolano, que en 1940 ocupó el cargo de vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que fue muy crítico… ¡con la labor realizada por la Junta para Ampliación de Estudios! 

13 julio, 2011

Las ciencias en el siglo XVIII

José Cadalso y Vázquez (1741-1782) fue un literato y militar español que ha pasado a la historia de la literatura por sus Cartas Marruecas que, publicadas en 1793, contienen párrafos como los siguientes en los que se describe el panorama cultural español de aquellas personas dedicadas al cultivo del saber (la palabra ciencia era sinónima de conocimiento) :
“El atraso de las ciencias en España en este siglo, ¿quién puede dudar que procede de la falta de protección que hallan sus profesores? Hay cochero en Madrid que gana trescientos pesos duros, y cocinero que funda mayorazgos; pero no hay quien no sepa que se ha de morir de hambre como se entregue a las ciencias, exceptuadas las de pane lucrando que son las únicas que dan de comer.
Los pocos que cultivan las otras, son como aventureros voluntarios de los ejércitos, que no llevan paga y se exponen más. Es un gusto oírles hablar de matemáticas, física moderna, historia natural, derecho de gentes, y antigüedades, y letras humanas, a veces con más recato que si hiciesen moneda falsa. Viven en la oscuridad y mueren como vivieron, tenidos por sabios superficiales en el concepto de los que saben poner setenta y siete silogismos seguidos sobre si los cielos son fluidos o sólidos.
Hablando pocos días ha con un sabio escolástico de los más condecorados en su carrera, le oí esta expresión, con motivo de haberse nombrado en la conversación a un sujeto excelente en matemáticas: ‘Sí, en su país se aplican muchos a esas cosillas, como matemáticas, lenguas orientales, física, derecho de gentes y otras semejantes.’
Pero yo te aseguro, Ben-Beley, que si señalasen premios para los profesores, premios de honor, o de interés, o de ambos, ¿qué progresos no harían? Si hubiese siquiera quien los protegiese, se esmerarían sin más estímulo; pero no hay protectores. (…)”

06 julio, 2011

Los multipletes de Miguel Catalán

Miguel A. Catalán Sañudo, fue un científico nacido en Zaragoza en 1894 y que falleció en la capital de España en 1957. Aunque se licenció en Ciencias Químicas en la Universidad de Zaragoza (19079 y se doctoró en Madrid (1917), su ocupación científica fue la física de manera que puede considerársele uno de los físicos más importantes del siglo XX español. 
En enero de 1915 comenzó a trabajar en la Sección de Espectroscopia del Laboratorio de Investigaciones Físicas dirigido por el más eminente físico español: Blas Cabrera.
En 1920 llega a Londres, becado por la JAE, y trabaja con Alfred Fowler (1868-1940), uno de los espectroscopistas más importantes del momento, con el que aumenta sus conocimientos de espectrografía. Un año después demuestra que grupos de líneas distribuidas más o menos irregularmente en el espectro pueden tener un origen físico común. En 1922 presenta sus resultados en la Royal Society y en 1923 ve la luz, en la muy importante Philosophical Transactions of the Royal Society of London, su trabajo: “Series and other regularities in the spectrum of manganese”. Su descubrimiento de los multipletes fue un paso muy importante en el desarrollo de la teoría cuántica y de la astrofísica.
William F. Meggers (1888-1966), uno de los espectroscopistas más importantes de su tiempo, se refirió al descubrimiento de Catalán de esta manera: “Con anterioridad a 1921 los términos espectrales derivados del análisis de espectros atómicos relativamente sencillos consistían únicamente de niveles simples, dobles y triples. Catalán atacó valientemente los espectros más complejos del manganeso y del cromo, y felizmente encontró términos que contenían 5, 6 ó 7 niveles que se combinaban para producir grupos de 9 a 15 líneas espectrales, para los cuales acuñó el término multiplete. El descubrimiento de Catalán de términos espectrales de gran multiplicidad fue una clave correcta a la interpretación de los espectros complejos; pronto fue adoptada por muchos espectroscopistas, produciéndose una avalancha de multipletes. Esto inspiró el desarrollo de la interpretación cuántica de los espectros atómicos y trajo la edad de oro de la espectroscopia en 1926 cuando se hizo posible explicar teóricamente todas las radiaciones discretas en términos de energías y números cuánticos asociados con electrones de átomos e iones”.
Sus descubrimientos le permitieron relacionarse con los mejores científicos de su campo de investigación y muy especialmente con Arnold J. W. Sommerfeld y su grupo de investigadores de Múnich.

30 junio, 2011

Los hospitales del Monasterio de Guadalupe

En el siglo XVI los hospitales del Monasterio de Guadalupe fueron lugares de formación anatómica de primera magnitud. Así, en ellos se realizaron disecciones de manera que la escuela de cirugía llegó a ser una de las primeras instituciones donde se impartió enseñanza clínica. En estos hospitales extremeños se formaron o ampliaron conocimientos personalidades como Francisco Arceo, considerado como una de las glorias de la medicina española del siglo XVI.
Hasta el año 1510, había principalmente monjes jerónimos especiales que se denominaban “legos de corona” que no podían recibir órdenes, ni mayores ni menores. Esta condición les fue impuesta por los papas para ejercer la medicina y la cirugía. Trabajaban también profesionales seglares, algunos de reconocido prestigio como Nicolás de Soto y Juan de Guadalupe, médicos ambos de la cámara regia.
Ssólo había dedicación asistencial en los Hospitales de San Juan, en el de las mujeres y en el de la Pasión, además de las enfermerías de monjes y la de nobles.
Aneja a los hospitales había una botica de la que se abastecían los médicos; un jardín botánico mandado construir al iniciarse el siglo XVI por el entonces prior del monasterio, Diego de Villalón, con el objeto de cultivar muchas de las especies vegetales que habían de utilizarse en la botica. También existía una excelente biblioteca con textos de Galeno, Avicena, Averroes, Guy de Chaulliac, etc, un material quirúrgico con “giringas” para administrar enemas; “martillos”, “tenazas de abucasis”, etc. para extraer flechas, “ventosas” para sangrías, “limas y limitas pa aserrar dientes con cabos de marfil y negros”, “serrecitas pa aserrar uesos”, trépanos, “agujas pa coser llagas”, conjuntos instrumentales para intervenciones fetotómicas y de legrado uterino, etc.
En el hospital de la Pasión o “de las bubas” los enfermos del “mal gálico” (sífilis) se tratan principalmente con el mercurio procedente de Almadén. El caso es que la terapéutica que se aplica en este centro da buenos resultados en el tratamiento de esa enfermedad venérea, lo que prestigió a Guadalupe.
En la segunda mitad del siglo XVII Diego Antonio de Robledo llegó a ser médico principal del Monasterio, regente de la cátedra de Cirugía y autor de un Compendio quirúrgico, útil y provechoso a sus profesores (1686); años después, avanzada la decimooctava centuria el que fuera médico de cámara regio, Francisco Sanz de Dios Guadalupe, lo fue de estos hospitales y publicó Medicina práctica de Guadalupe (1873).

14 junio, 2011

La Universidad española del siglo XVI (y II)

La Universidad española del Renacimiento no admite comparación con la actual: en los centros universitarios se ingresa muy pronto, con doce o trece años y como la mayor parte de los estudiantes desconoce las lenguas clásicas lo primero que tienen que hacer es aprender la fundamental del lenguaje académico, el latín.
Unos dos años después, el estudiante ingresa en la Facultad menor de Artes o Filosofía donde aprende Escolástica, Física y Metafísica aristotélicas, algún rudimento científico, etc. Después, cumplidos los dieciséis años, el alumno pasaba a una de las cuatro facultades mayores: Teología, Derecho canónico, Jurisprudencia y Medicina, siendo las dos primeras las más importantes. Los conocimientos científicos se adquirían en la Facultad de Artes (Matemáticas, Filosofía natural y Cosmografía) y en la de Medicina.
La enseñanza se realizaba con la lectura (lectio) de un texto clásico que se acompañaba de explicaciones y pequeñas correcciones que se realizaban en latín. Pero otra forma de enseñar la constituían las disputas (disputatio) en las que mediante silogismos se discutían textos clásicos. Los grados universitarios servían para ejercer la profesión: Bachiller; para impartir la docencia: Licenciado; o tenían un caracter casi exclusivamente ornamental: Doctor.
En la centuria de la que estamos hablando, los hospitales eran centros de caridad más que de actividad científica. Sin embargo, en ellos “comenzaba a abrirse camino lentamente su futuro papel de escenario central de la asistencia, la enseñanza y las investigaciones médicas. Los primeros pasos en esta línea se dieron durante el siglo XVI en una serie muy reducida de hospitales” (López Piñero). En la España de la época destacan cuatro hospitales, el de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, el del Cardenal de la ciudad hispalense, el General de Valencia y los de Guadalupe; de los cuatro, el más sobresaliente es el conjunto extremeño.

07 junio, 2011

La Universidad española del siglo XVI (I)

La actividad científica del Renacimiento español se desarrolla principalmente en las universidades y es precisamente la enorme proliferación de centros de enseñanza superior la manifestación más evidente del vigor de la España renacentista. En efecto, durante el último cuarto del siglo XVI hay, sólo en las universidades castellanas, nada menos que 20.000 alumnos, detalle interesantísimo que nos da una idea del ambiente cultural español sobre todo si comparamos esta cifra con los 25.000 universitarios y de segunda enseñanza que había en España a mediados del siglo XIX.
La distribución cualitativa y cuantitativa de los centros universitarios en la España de la época es muy desigual; destacan en Castilla las universidades de Salamanca, Valladolid y Alcalá. La Universidad salmantina se enriqueció en tiempos de Carlos V con el “Colegio Trilingüe”, como poco después lo hizo la de Alcalá. En él se enseñaba el latín, la lengua académica por excelencia, el griego, fundamental en la medicina, ya que la mayor parte de los tratados de Hipócrates y de Galeno estaban redactados en esa lengua y el hebreo, imprescindible en las importantísimas facultades de Teología para poder traducir los libros santos. Del Trilingüe de Alcalá hay que indicar que fue el lugar de irradiación del nuevo aristotelismo, esto es, del Aristóteles procedente de los estudios de las nuevas traducciones de las obras del filósofo, en las que participaron de manera minente intelectuales de la talla de Pedro Simón Abril (1530-1589) y del médico segoviano Andrés Laguna (ca. 1510-1559).
La Universidad aumenta el prestigio adquirido en los años medievales y alcanza su máximo esplendor en el Renacimiento, donde llega a contar, en 1584, con casi siete mil alumnos. Aunque los estudios más destacados en la Universidad de Salamanca son los de Teología y Derecho canónico, también se estudia Medicina. Es interesante hacer notar que, desde el punto de vista médico, la Universidad española más destacada es la de Valencia; gracias a la influencia de dos médicos formados en esa Universidad, Pedro Jimeno (ca. 1515-ca. 1555) y Luis Collado (ca. 1520-1589), es como la Anatomía que sigue las directrices de Vesalio se incorpora a las Universidades de Salamanca y Alcalá respectivamente.
Una derivación universitaria la formaban los “Colegios Mayores” que eran “casas con becas y estipendios para estudiantes pobres y bien dispuestos, que en ellas encontraban sustento seguro y salvaguardia moral, a la vez que podían asistir a los cursos de las facultades, recibían instrucción y se ejercitaban en diversas disciplinas, bajo la dirección de un profesor designado exprofeso”. La decadencia general que se observa en el siglo XVII afecta también a estos centros.
Por otro lado, en 1564, los jesuitas abrieron sus Colegios a la enseñanza general y acabaron siendo modelo de otros centros con la categoría de la renombrada Academia de los Nocturnos de Valencia.